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Actualizado: 4 de noviembre de 2025


Allá en su conciencia, con todo secreto, se declaraba a propio nuestro don Braulio que, de ser mujer, estaría él muy a punto de enamorarse de un guapo mozo que tuviese dichas habilidades.

Con toda mi alma, dixo Candido, y la levantó del suelo. Ahora quiero que me la ponga, continuó la dama, y Candido se la puso. Mire vm., repuso la dama, vm. es extrangero: á mis amantes de Paris los hago yo penar á veces quince dias seguidos, pero á vm. me rindo desde la primera noche, porque es menester tratar cortesmente á un buen mozo de Vesfalia.

El respondió que así lo haría, y que me recibía no por mozo, sino por hijo. Y así le comencé a servir y adestrar a mi nuevo y viejo amo. Como estuvimos en Salamanca algunos días, paresciéndole a mi amo que no era la ganancia a su contento, determinó irse de allí y, cuando nos hubimos de partir, yo fui a ver a mi madre, y ambos llorando, me dió su bendición y dijo: "Hijo, ya que no te veré más.

En esto de la casa hubo salido Desnudo macilento por el llano, Un mozo del Armada conocido, Que Vargas se llamaba, trugillano. Salió

Pues entonces sois de la casa dijo el conde ; cubríos, mozo, cubríos, que corre un mal Norte, y seguid hacia el alcázar; y , bergante añadió dirigiéndose al palafrenero , toma el caballo, llévale á las caballerizas y cuídale como si fuera un bicho de punta; y debe de haberlo sido. ¡Diablo, lo que son los años!

Va con ellos el duque mozo de Villahermosa, don Fernando, en quien lo entendido y lo bizarro corren parejas, y don Fernando de Borja, comendador mayor de Montesa, de la cámara de su Majestad, con veinte y dos cursos de virrey, que se puede graduar de Catón Uticense y Censorino. Allí viene el Marqués de Santa Cruz, Neptuno español y mayordomo mayor de la Reina nuestra señora.

Se trabajaba allí de día y de noche sin reposo, bajo la dirección inmediata de don Anselmo, el alter ego de don Eleazar; un mozo español, de cuarenta años, sagaz, alerta y ladino para los negocios como un capeador para burlar el toro, y sin el cual rara vez don Eleazar celebraba conferencias sobre negocios delicados e importantes. Don Eleazar jamás se presentaba en teatros, bailes y paseos.

Traed vos dineros, Sancho, y el casarla dejadlo a mi cargo; que ahí está Lope Tocho, el hijo de Juan Tocho, mozo rollizo y sano, y que le conocemos, y que no mira de mal ojo a la mochacha; y con éste, que es nuestro igual, estará bien casada, y le tendremos siempre a nuestros ojos, y seremos todos unos, padres y hijos, nietos y yernos, y andará la paz y la bendición de Dios entre todos nosotros; y no casármela vos ahora en esas cortes y en esos palacios grandes, adonde ni a ella la entiendan, ni ella se entienda.

Dábanle voces sus amos que no le diese tanto y que le dejase, pero estaba ya el mozo picado y no quiso dejar el juego hasta envidar todo el resto de su cólera; y, acudiendo por los demás trozos de la lanza, los acabó de deshacer sobre el miserable caído, que, con toda aquella tempestad de palos que sobre él vía, no cerraba la boca, amenazando al cielo y a la tierra, y a los malandrines, que tal le parecían.

La admiración entusiasta y el vehemente enamoramiento del mozo estaban harto poco disimulados y eran patentes a todos los ojos. Los guerreros de la hueste lo veían claro.

Palabra del Dia

vengado

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