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No habiendo comprendido el aviso que daba la aparición, ordena Nabucodonosor que se construya una estatua que lo represente, á la cual, por mandato suyo, se le tributarán honores divinos. Todos obedecen al punto sus órdenes, excepto el Rey cautivo de Judea, que se niega á adorar estatuas, por cuyo motivo dispone Nabucodonosor que sea quemado vivo.

Isidora sentía un regocijo febril y salvaje. Todo le llamaba la atención, todo era un motivo de grata sorpresa, de asombro y de risa. Su alma revoloteaba en el espacio libre de la alegría, cual mariposa acabada de nacer. Almorzaron en un ventorrillo. Nunca había comido Isidora cosas tan ricas. ¡Cuánto rieron viendo cómo se atracaba Mariano!

La desanimacion y el descontento que acaba de demostrar con motivo de los abusos cometidos por algunos Jefes revolucionarios corroboran de modo concluyente nuestro aserto.

Tampoco era un «quincenario» de los que pasan en la celda medio mes sin enterarse del motivo de su detención. Era un detenido de causa, y los camaradas conocían su historia.

El cortesano vicioso, para utilizar esta coyuntura, sale secretamente de Toledo, y hacia la media noche penetra en la habitación de Don García por una ventana que ha abierto su cómplice; pero, con gran sorpresa suya, se encuentra con el dueño de la casa, que, por un motivo casual, ha regresado á ella antes de lo que se pensaba.

Todos los presentes se maravillaron al oírle, y aquel mismo día se le administraron los Sacramentos. Después se puso mucho mejor, lo cual dio motivo a que le dijeran, como es uso y costumbre, que la religión es medicina del cuerpo y del alma.

Con tal motivo el estanciero, oscuro hasta entonces, se torna conocido para todo el país, justamente conocido y respetable, pues tanto su labor como sus palabras contribuyen al progreso patrio. El «tramitador» no olvida nada.

La comida del coloso daba motivo á nuevas lágrimas del profesor. Varios desalmados de los que pululan en los puertos eran los que preparaban su alimento, en una de las grandes calderas traídas de su antigua vivienda. Esta gente inquietante y zafia reemplazaba á la selecta servidumbre que había trabajado para él en la cumbre de la colina. Lo alimentaban con arreglo á su trabajo.

Reúne, llama a todo el mundo, Carlos dijo solemnemente, para que todos sepan que te he sacado de los abismos de la iniquidad y de la compañía de los cerdos y de las mujeres perdidas, y mándales que coman, beban y se regocijen. No si el anciano tenía para esto otro motivo, no analizado todavía.

Y bien... , le amo... le he visto galán, apasionado, respetuoso, valiente; me ha acompañado anoche por calles obscuras, lloviendo, teniéndome en su poder, y ha sido un modelo de caballeros... me ha obedecido... después, cuando ha venido á palacio á traer esas cartas que había arrancado á don Rodrigo... cuando le vi... cuando en su semblante conmovido adiviné un parecido vago con una ilustre persona... de que no podía darme cuenta... en fin, padre Aliaga... no ... yo me he visto asediada, acaso más que por otra cosa, por mi fama de esquiva, por lo más ilustre, por lo más noble, por lo más hermoso de la corte... el mismo rey... os lo digo, porque lo sabéis... me ha solicitado... ni á los grandes que me han querido para esposa, ni al rey que me ha ofendido pretendiendo hacerme su entretenimiento, he dado ni el más ligero motivo de esperanza; y no me ha costado trabajo, no: porque yo no he amado... hasta ahora... porque yo, para disponer de , no miraré jamás mi conveniencia, sino mi voluntad, mi corazón.