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Actualizado: 16 de julio de 2025
Lo mismo que aun en nuestros días, soldados sedicentes civilizados obligan á someterse á los habitantes de un oasis derribando las palmeras que son la vida de una tribu, así también sucedió frecuentemente que, para vencer á los montañeses, talaron los árboles que servían á los pueblos de salvaguardia contra la destrucción, ya los invasores á sueldo de algún señor, ya los pastores de otro valle.
Eran las cuatro de la tarde; la noche se acercaba. La última bala cayó en la calle de Grand-Fontaine y, rebotando en la esquina del abrevadero, derribó la chimenea de El Buey Rojo. Cerca de seiscientos hombres perecieron aquel día. No fueron pocos los montañeses muertos; pero los kaiserlicks fueron muchos más.
Sólo algunas hogueras esparcidas aquí y allá alrededor de la alquería, de las que se elevaba en el cielo un humo débil, indican el emplazamiento del vivaque. Los montañeses, sentados alrededor de las ollas, con el sombrero echado atrás y el fusil en bandolera, se hallaban aburridos; hacía tres días que esperaban al enemigo.
Además, don Damián había ido á América muy bien recomendado y con una educación bastante más esmerada que la que llevan ordinariamente á aquellas envidiadas regiones los pobres montañeses.
Parecían sentir profundo desprecio por aquellos aldeanos y sus juegos. Delante de la puerta del lagar de D. Félix había un numeroso grupo de hombres. Entre ellos estaba Jacinto de Fresnedo rodeado de sus amigos los montañeses de Villoria, que se habían bajado del castañar poco hacía por consejo de Nolo.
Esta singularidad de carácter, junta a su rara generosidad y a su valor temerario, han acabado por granjearle el cariño de todo el mundo; sólo que nadie puede expresárselo como quisiera, porque Pablo huye de las gentes, pasa los días en una taciturnidad sombría; y a pesar de que padece mucho todavía a causa de sus heridas, a nadie acude para curarse limitándose a pedir a los labradores montañeses o a los aldeanos que pasan, algunas provisiones a cambio del producto de su plantación.
No obstante, consiguió hacerlo, y los peatones se marcharon muy orgullosos de haber recibido el encargo de comunicar la primera batalla y la victoria. En la sala grande se habían reunido muchos montañeses que se calentaban cerca del hogar y hablaban con animación.
Afortunadamente, la disposición y la forma de las pendientes permite á los montañeses reconocer los lugares peligrosos. Así es que nunca construyen sus cabañas debajo de las vertientes en que se forman los aludes, y al trazar los senderos cuidan de elegir pasos seguros.
Carmen movió la cabeza con desconfianza, y en este instante el alcalde y el cura entraron trayendo del brazo a un joven alto, moreno, de barba y cabellos negros que realzaba entonces una gran palidez, y en cuya mirada, llena de tristeza, podía adivinarse la firmeza de un carácter altivo. Era Pablo. Venía vestido como los montañeses, y se apoyaba en un bastón largo y nudoso.
Una tribu de montañeses infieles del interior de Mindanao, cuya comarca no me es conocida con exactitud, se llama mananap ó mananapes en su forma española. En lengua de los bagobos, mananap significa, «bestia, animal» con lo cual se explica el concepto que de tales vecinos tienen los que en la misma isla se llaman manobos, voz que en bagobo significa «hombre».
Palabra del Dia
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