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Actualizado: 12 de mayo de 2025
El se muere por «plantarle una fresca al lucero del alba», como suele decir, y cuando tiene un resentimiento, se «lo espeta a uno cara a cara». Como tiene trocados todos los frenos, dice de los cumplimientos que ya sabe lo que quiere decir «cumplo y miento»; llama a la urbanidad hipocresía, y a la decencia monadas; a toda cosa buena le aplica un mal apodo; el lenguaje de la finura es para él poco más que griego; cree que toda la crianza está reducida a decir «Dios guarde a ustedes» al entrar en una sala, y añadir «con permiso de usted» cada vez que se mueve; a preguntar a cada uno por toda su familia, y a despedirse de todo el mundo; cosas todas que así se guardará él de olvidarlas como de tener pacto con los franceses.
-Ni miento ni sueño -respondió Sancho-: si no, pregúntenme las señas de las tales cabras, y por ellas verán si digo verdad o no. -Dígalas, pues, Sancho -dijo la duquesa. -Son -respondió Sancho- las dos verdes, las dos encarnadas, las dos azules, y la una de mezcla.
Yo no miento jamás... cuando digo la verdad continuó gravemente Rafael . Como señal de aquella predestinación, nació con una espada color de sangre en el pecho, dibujada por mano de la naturaleza con la mayor propiedad; de modo que todas las comadres del barrio acudieron a saludar al general in partibus de los ejércitos de S. M. Católica.
No miento dijo el carnicero con la misma voz apacible y ronca de antes , y no contradigo a nadie. Ni aunque un hombre se pusiera azul de cólera, no lo contradeciría; no le compro carne; no hago negocios con él. Todo lo que digo es que es un lindo animal, y mantengo mi palabra; pero no quiero pelear con nadie.
Por desgracia tuya y fortuna mía, eres la primera crónica que pesco a mano desde mi llegada a Madrid; porque no miento si te juro que me largué al Real con el polvo del camino, después de cumplir con la dispersa familia con dos apretones de manos y tres abrazos a escape.
Miento, que no concluye aún la fiesta: que a don Juan Manuel Rosas se le ha antojado llamar a sus enemigos presentes y futuros salvajes, inmundos unitarios, y uno nacerá salvaje estereotipado allí dentro de veinte años, como son federales hoy todos los que llevan la carátula que él les ha puesto. ¡Cómo se reirá en sus adentros ese miserable de la imbecilidad de los pueblos!
Pero, ¿no hay leyes, no hay justicia más rigurosa? Mientes; cállate, o te hago amordazar de nuevo decía el corregidor enfurecido. Pero la multitud, que comenzaba a encontrar la conversación muy divertida, se aproximó más, y como el señor Pérez se encontraba en la posibilidad de huir, el gitano continuó: Dice usted que miento, señor Pérez, ¿quiere usted pruebas? ¡Te callarás, renegado!
17 ni fui a Jerusalén a los que eran apóstoles antes que yo; sino que me fui a Arabia, y volví de nuevo a Damasco. 18 Después, pasados tres años, fui a Jerusalén a ver a Pedro, y estuve con él quince días. 19 Mas a ningún otro de los apóstoles vi, sino a Jacobo, el hermano del Señor. 20 Y en esto que os escribo, he aquí delante de Dios, que no miento.
¡Pero, por Dios, no acabes de matarme... ten piedad de mí!... ¡Esto es horrible!... ¡Yo que te amo tanto, Dios mío!... y que ni aun me atrevo a decírtelo... porque creerías que miento para salvarte de la muerte... y, sin embargo... aquí delante de Dios... te juro que te amo... ¡oh! te lo juro. Y deshecha en lágrimas levantaba desesperadamente sus brazos al tachonado cielo.
Luego se puso en pie, y en un momento Me pareció, que dió con la cabeza Mas allá de las nubes, y no miento: Y no perdió por esto su belleza, Antes mientras mas grande, se mostraba Igual su perfecion á su grandeza: Los brazos de tal modo dilataba, Que de do nace adonde muere el dia Los opuestos estremos alcanzaba.
Palabra del Dia
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