United States or Syria ? Vote for the TOP Country of the Week !


13 porque mío es todo primogénito; desde el día que [yo] maté todos los primogénitos en la tierra de Egipto, [yo] santifiqué para [a] todos los primogénitos en Israel, así de hombres como de animales; míos serán. Yo [soy] el SE

Pero sus ojos, unos ojos de estudio, con la pupila mate, grandes, asombrados y miopes, se refugiaban detrás de unas gafas de gruesos cristales, dándole un aspecto de hombre pacífico.

Mientras no se pierden más que alfiles, peones, caballos, torres, o la dama, la partida, con todos sus accidentes, tropiezos, errores tácticos y estratégicos, no está aún perdida. Pero, cuando se pierde el rey, cuando sufre jaque-mate, todo se acabó de una manera irremediable y definitiva. Después del mate al rey, sigue en importancia desastrosa el jaque a la reina.

Pero Alonso de Cuevas ha ayudado Muy bien al bergantin en el combate, Como valiente, fuerte y esforzado, Temiendo su muger el indio mate. Al fin nuestro Señor los ha librado, Huyendo el bergantin: de este dislate Naciò en la tierra un bravo atrevimiento, Y oid con atencion el alzamiento.

Eso no es de tono, hija respondió la mayor . Mejor es otra cosa, ahora que me acuerdo. ¿Qué cosa es? Darla mate, para que rabie de envidia. Pues empieza . Verás qué pronto.

Le maté como mata un caballero a un infame que le ha ofendido. En duelo, con peligro de mi vida. Todo esto ha debido ser un sueño. ¡Pero que sueño tan horrible! Y si no ha sido sueño. ¡Qué verdad tan aterradora! Parece que Dios me ha dicho: «Tu dudaste de , y me negaste al cabo: »Yo tuve compasión de ti, y te envié en Amparo un ángel de redención; »Después te sujeté a una prueba;

Si es mía, si la maté yo... si estoy seguro de que fue mi tiro.... ¡Es lo más vanidoso!... ¡Anselmo! oye esto que digo: mañana al ser de día, ¿entiendes? te personas en casa de don Tomás, y le pides de mi parte, con la mayor energía y seriedad, la perdiz, esté como esté, ¿entiendes? y que no es broma, y aunque esté pelada, que quiero que me la restituya... Suum cuique.

Estaba en la puerta del edificio principal de su estancia, cuando vió llegar á un jinete vestido como es de uso en las ciudades y sobre un caballejo que le hizo sonreir. Era el oficinista. ¿Adónde va montado en ese mancarrón?... Eche pie á tierra. ¿No le parece que tomemos un mate, amigazo?...

Tambien á me agrada y satisface, Pues que lo quiere ansi nuestra fortuna; Mas vamos á la plaza adonde yace La hoguera á nuestras vidas importuna, Porque el que alli venciere, pueda luego Entregar el vencido al duro fuego. Bien dices, y camina, que se tarda El tiempo de morir como deseo, Ora me mate el hierro, ó el fuego me arda, Que gloria nuestra en qualquier muerte veo. Entrase.

Y así pasaba las tardes, inmóvil y silencioso, tomando mate tras mate, rodeado de familias que le contemplaban con admiración y miedo. Cada vez que subía á caballo para estas correrías, su hija mayor protestaba. «¡A los ochenta y cuatro años! ¿No era mejor que se quedase tranquilamente en casa? Cualquier día iban á lamentar una desgracia...» Y la desgracia vino.