Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 15 de junio de 2025
11 Porque el que dijo: No cometerás adulterio; también ha dicho: No matarás. Y, si no hubieres cometido adulterio, pero hubieres matado, ya eres hecho transgresor de la Ley. 14 Hermanos míos, ¿qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene las obras? ¿Por ventura esta tal fe le podrá salvar? 15 Y si el hermano o la hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día,
Me hizo entrar en mi casa, cerró la puerta con cerrojo, entró en el salón el primero, pues yo no quise pasar delante de él, y viendo á Juana Baud tendida en el suelo, lanzó un juramento y dijo volviéndose hacia mí: ¡He aquí un feo negocio! ¿La ha matado usted? Era una bribona, pero el procedimiento es brutal... Yo exclamé, impulsada por la necesidad de disculparme: ¡Me ha pegado!
Se refiere usted al fusilamiento del alcalde y los otros... Me lo acaban de contar los camaradas. Aún ha sido flojo el castigo; debían haber arrasado el pueblo entero: debían haber matado hasta á los niños y las mujeres. Hay que acabar con los franco-tiradores. El viejo le miró con asombro.
Hasta parecieron alegrarse del encuentro. Es el Hombre-Montaña, que se ha vuelto loco dijo uno de ellos . Ha atacado á un destacamento de policía que fué esta tarde á registrar su vivienda en busca de un terrible criminal y ha matado á no sé cuántos con un tronco de árbol. Usted, doctor, puede hablarle; tal vez le haga caso. Si no le atiende, la guarnición dará un asalto á su vivienda.
No; están en el teatro... No sabe uno dónde la tiene; ¿verdad, querido? ¡Hola! ¿Hay compañía? Sí, desde hace unos días. ¿Crees que me hubiera matado, Gonzalo? Phs... tal vez se hubiera usted roto una pierna, o las dos... o una costilla. ¡Menos malo! exclamó el señor de Belinchón dejando escapar un suspiro.
Después empezó á contar sus proezas á las vigas del techo y acabó diciendo que había matado más ingleses que pelos tenía en la cabeza. Iba yo á despanzurrarlo de un puntapie, cuando este mameluco alargó su manaza y agarrando á Bombardón me lo colgó del gancho como un cochinillo ó un trozo de cecina. ¡Por vida de! ¡Ja, ja, ja!
Lo levantó con un cuerno, arrojándolo a algunos pasos de distancia tras breve zarandeo, y quiso volver sobre él por tercera vez. La muchedumbre, aturdida por la velocidad con que había ocurrido todo esto, permanecía silenciosa, con el pecho oprimido. ¡Lo iba a matar! ¡Tal vez lo había matado ya!... De pronto, un alarido de todo el público rompió este silencio angustioso.
Se casó en París con un joven francés, soñador, algo artista y algo enfermo del pecho. Por esto mismo lo amó «la Generala». Con un hombre fuerte é impetuoso se hubiesen matado los dos á los pocos días. Ahora es viuda. No la creo muy rica; la guerra debe haber disminuído sus rentas, pero tiene para vivir con desahogo. Hasta me imagino que debe sufrir menos apuros que la de Delille.
Se levantaba con la escopeta preparada y abría una reja... Pero era su hijo, su Fermín, sin sombrero, con las manos manchadas de sangre y un rasguño en la cara, como si hubiese luchado con mucha gente. Las palabras fueron pocas. Había matado al señorito Luis, y después se había abierto paso hiriendo al matón que le acompañaba. Aquel rasguño insignificante era un testimonio de la pelea.
¡Ah! ¡eres tú, bufón! dijo el duque contrariado. Soy tu amo contestó el tío Manolillo. ¿Qué quieres? Muy poca cosa: una orden tuya al alcaide de la cárcel de Villa, para que me deje hablar á solas, cuando yo quiera, con el cocinero mayor del rey. ¡Cómo? ¿Montiño está preso? ¿y por qué? Por un homicidio. ¿Pero á quién ha muerto? Al amante de su mujer. ¡Cómo! ¿no lo habías matado tú?
Palabra del Dia
Otros Mirando