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Actualizado: 1 de julio de 2025
Y sabido es también, cómo fué allí descubierto su sexo y vuelta á España en 1624, donde la fama de sus hechos y extraña historia, se divulgó bien pronto, llamando la atención de todos, alcanzando tanto renombre, que en 1625, el rey Felipe IV le mandó dar 800 escudos en premio de su valor y el título de alférez, y el papa Urbano VIII le concedió especial permiso para que durante su vida usase, como hasta allí lo había hecho, el traje masculino.
El corazón femenino mantiene, sin duda, más estrechas relaciones que el masculino con las fuerzas magnéticas que obran secretamente en el seno de la Naturaleza. Cuando hubieron andado buen trecho por la calle Mayor, donde vivían, cruzaron a su lado sin verlos Vicenta y Encarnación, doncella y niñera respectivamente de su casa.
Muchas consonantes, tales como la b, la f, la c y la x, son al parecer totalmente desconocidas; y miéntras que la ch francesa es rara, la castellana se emplea con frecuencia. No he notado distincion alguna entre el masculino y femenino en los adjetivos, ni tampoco una forma especial para los plurales.
Yo no pienso jamás en esas niñerías. ¡Yo soy muy hombre! Golpeábase el pecho con arrogancia al hacer esta viril declaración, y Ojeda admiraba la incoherencia del pobre sacerdote, que repetía con orgullo su calidad de masculino como prueba de virtud.
Adviértase además que, según se deduce de ella, había también cómicas que representaran en los teatros, al paso que más tarde, en tiempo de Felipe II, desempeñaban jóvenes del sexo masculino los papeles de mujeres. Representáronse allí muchas historias, que duraron cerca de cuatro horas.
Mas en aquel punto, a los amigos del novio, representantes genuinos del elemento más vigoroso y masculino del batallón, se les despierta repentinamente el sentimiento de su fuerza y del poder muscular de sus piernas. Un teniente salta la acequia. Un capitán, por no ser menos que el subalterno, también lo hace, pero se moja los pies.
Pero dejada caer suavemente, con arte infinito, el arte que sólo posee una mujer, reforzado por el ingenio masculino. Lo único que sintió fue no poder verle la cara. El gabinete estaba ya casi en tinieblas. Pero advirtió bien claramente el destrozo de la explosión en el sonido de la voz, en la frialdad de la mano al despedirse. Amalia quedó en pie, rígida, inmóvil, largo rato.
Las esposas, hijas o hermanas de todo aquel señorío masculino daban a los salones gracia, hermosura y lucimiento.
La veía encerrada en un medallón de seda, vestido interior impuesto por la estrechez de los trajes de moda, con cierto aire masculino y gracioso de doncel medieval, agitando sus crenchas cortas de gruesos bucles negros, su pelo verdadero, libre de los postizos del peinado, que esperaban sobre el mármol de la chimenea el momento del acople.
Por lo pronto se llevará Satanás a los del género masculino.... Después.... ¡Omito el cuadro! ¿Una boda? ¡Cada veinte años...! ¡Y con razón! Si los chicos y las chicas ni se conocen ni se tratan.
Palabra del Dia
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