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Actualizado: 1 de julio de 2025


En otras edades era frecuente, casi general, y no estaba mal mirado el coburguismo ilegítimo masculino, desde Ciro el Menor con Epiaxa, reina de Cilicia, señora es de creer que ya jamona, a quien aquel héroe sacaba mucha moneda, hasta los galanes caballeros de la corte de Luis XIV y Luis XV.

Si el nombre de España fuese masculino, casi, casi debería yo tener celos. Mi mujer ama su nacion con un fervor que raya en fanatismo. Probablemente lo diré en más de un pasaje de estos apuntes, porque es una pasion tan grande que no puede menos de causarme extrañeza.

Obligadas a sufrir las mismas durezas que el rebaño masculino, únicamente recordaban que eran mujeres cuando a altas horas de la noche, a oscuras ya la gañanía, apelotonadas en un rincón, veían turbado su fatigoso sueño de hembras de carga, por las audacias de los mozos, que las buscaban a tientas, mientras los gañanes viejos, curados de las ilusiones de la vida, roncaban desaforadamente como si quisieran dormir más aprisa para recuperar las fuerzas perdidas.

Abarcó con una mirada de ogro el café con leche, el abundante pan y la escasa mantequilla que le trajo el camarero. ¡Poca cosa para él!... Y cuando atacaba todo esto con avidez, se abrió la puerta y entró Freya, sonrosada, fresca por un baño reciente y vestida de hombre. La túnica indostánica había sido reemplazada por un pijama masculino de seda violeta.

Yo no recuerdo haber visto empleada esta voz, como substantivo masculino, en ninguno de nuestros autores antiguos, y esto prueba que esta acepción picaresca es de uso moderno. La especie, sin embargo, de seres a que se aplica, ha sido de todos los tiempos.

concibió desmedido aborrecimiento, no a un individuo solo, sino a todo el género masculino. Ora sea por esto, ora sea por la rara disposición que ella tenía, lo cierto es que Frasquita hacía prodigios en el vasto corral que teníamos en casa poblado de pollos. Aunque poco cuidada, Frasquita tenía la más bien formada mano que puede imaginarse.

Contemplábale arrobada, adorando en él al símbolo del poder masculino. Estas largas miradas extáticas no se le escapaban a Venturita, quien hacía muecas a Pablo o a su madre, para que las observasen. Gonzalo pagaba las atenciones de su novia con un «muchas gracias» rápido, sin volver el rostro hacia ella por temor de ruborizarse.

En esto de admirar a las artesanas de Sarrió, no hay inglés que nos ponga el pie delante. En el elemento femenino de los bailes había siempre perfecta homogeneidad: todo él se componía de jóvenes situadas en el mismo peldaño de la escala social. Pero en lo que toca al masculino, existía peligrosa variedad: acudían a aquel sitio los jóvenes artesanos y los señoritos de Sarrió.

Pero si voy a juzgar a las mujeres por mi tía, pienso que voy a preferir considerablemente a los hombres. Luego recordé que el biógrafo era de sexo masculino, y pensé que sin duda habría tenido por cortés, amable y modesto, dejarse en el tintero y pasar en silencio a sus congéneres. Y me dormí sobre esta luminosa idea. Levanteme contentísima al día siguiente.

No existe, entre tanto, ninguna anomalía con respecto á los nombres de las partes del cuerpo. La terminacion de los adjetivos es inalterable, ya se adhieran á un sustantivo masculino, ya á un femenino. Carecen por lo demas estos naturales de un sistema de numeracion, y solo saben contar hasta dos.

Palabra del Dia

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