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Actualizado: 3 de junio de 2025
Intentó detenerla el príncipe tomando suavemente una de sus manos, pero ella la retiró con nerviosa retracción. ¡Y te marchas! dijo él con desaliento . Yo que creía, al venir aquí... La humildad de su voz pareció irritar á la duquesa, haciéndola detenerse cuando empezaba á volverle la espalda. ¿Qué es lo que creías? preguntó con indignación . Tu inconsciencia me asombra. ¡Ah, Miguel!
Marchamos á cosa de las ocho del dia, y el motivo de salir á estas horas fué, porque determinó el Comandante dejar en los toldos de dicho Lincon, tres carretillas, llevando solo una con los dos cañoncitos y municiones, para con este motivo abreviar las marchas.
Es de sentir que en la última campaña al desierto, la division Ramos no hubiese continuado sus marchas en la direccion que seguia, para resolver practicamente el problema del origen del Colorado.
Ya es tarde. Mamá madruga mucho a misa y querrá llevarme consigo. Vete. Un poco más, salada. Aún no es media noche. Sí, en la Giralda ha sonado ya la una. Adiós. No; han sido las doce y cuarto... El golpe lento y grave de la campana de la Giralda dio entonces la una y cuarto. ¿Lo oyes? La una y cuarto. Adiós, adiós. ¿Y te marchas así, sin darme la mano?
Su conducta durante la vida azarosa de marchas y campamentos contribuyó á aumentar su fama. Guadalupe tenía mal carácter. Muchas veces, al rozarse su automóvil con el de alguna generala igualmente cargado de colchones, sacos de ropa sucia, cuadrúpedos, aves y numerosos chiquillos , empezaban á insultarse ambas damas por si la una pretendía cortar el paso á la otra.
Calló la zagala, comprendiendo que Nolo tenía razón, que su queja era injustificada. De todos modos profirió después con resolución, si ahora me marcho, algún día volveré. Nadie me quitará de venir á ver á mis padres... Y si me lo quitan, ya sabré lo que he de hacer. ¿Cuándo te marchas? Mañana. Regalado, el mayordomo de D. Félix, quedó encargado de llevarme.
Más allá, un vapor con bandera española echaba también gente a tierra. En el fondo del desembarcadero, una muchedumbre obscura se apretaba contra las verjas. Ondeaban banderas tricolores sobre este mar de cabezas. Un estrépito de músicas lejanas contestaba a la banda del Goethe cuando ésta hacía una breve pausa en sus marchas incesantes.
Por seguro tenia el granadino que se hubiese alzado contra él toda la tierra: abandonó el cerco, levantó el campo dejando en él muchos muertos, y á marchas forzadas se volvió á su tierra.
Nada entendíamos; pero Santorcaz, o por petulancia o porque realmente había penetrado la intención de Reding, nos dijo: Nuestro General sabe lo que se hace, y es hombre que conoce la filosofía de las marchas.
Pero como subsisten vigorosas las demas razones y fundamentos que forman una mas que semiplena probanza de la realidad del establecimiento de nuestros enemigos en aquellos propios terrenos, por eso, con justísima razon el poderoso invicto Monarca, que felizmente nos gobierna, tuvo á bien expedir la real órden de 29 de Diciembre de 1778, en que, á consecuencia de las actuaciones que promovió el distinguido y ardiente celo del Coronel D. Joaquin de Espinosa, se sirvió adoptar las oportunas y bien fundadas reflexiones que le hizo esta Capitanía General, en apoyo de la propuesta que el Coronel D. Joaquin explicó en su carta de fojas 143, del cuaderno 5, dejando á la discrecion de este Superior Gobierno el arreglo de las expediciones que han de egecutarse, con el importantísimo objeto de descubrir semejantes establecimientos, y salir de una vez de dudas y equivocaciones: graduando el tiempo en que convenga se verifiquen con la menos costa que sea posible: formando á este efecto las instrucciones que hayan de observarse, y cuidando de precaver en ellas todos los riesgos que las pueda empeñar en la pérdida de gentes, sin una necesidad muy urgente, y que no pueda remediarse ó alcanzarse, por razon de haber de hacer sus marchas por parages desconocidos.
Palabra del Dia
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