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Actualizado: 14 de junio de 2025
El senador se separó de otros dos señores no menos imponentes que iban con él, y aproximándose a Maltrana, púsole en la espalda la mano protectora: ¿Cómo está usted, joven?... ¿Cómo marchan sus asuntos?...
Los Febrer marchan desde hace años por tales caminos, que nada de ellos puede sorprenderme. Jaime adivinaba en los ojos y la voz de su tía un goce reprimido, la voluptuosidad de la venganza, la alegría de ver caídos a sus enemigos en lo que consideraba una deshonra, y esto le irritó. Y si me caso dijo imitando la frialdad de doña Juana , ¿puedo contar con usted? ¿Vendrá usted a mi boda?
Un ligero ruido a la espalda de la columna y algunas risas ahogadas me hicieron saber que el chef acababa de caer, pero con felicidad. Acordándome de un consejo de nuestros gauchos cuando marchan por la pampa en las tinieblas de la noche, encargué a Mounsey no fumar y sobre todo no encender fósforos.
Yo voy también, si quieres responde el pato y se 20 marchan juntos el pollo, la gallina, el gallo y el pato al palacio del rey. En el camino encuentran un ganso. ¿A dónde vas? pregunta el ganso al pato. ¡Oh! dice el pato, el cielo ha caído en la cabeza del pobre pollo y vamos a informar al rey.
Yo voy también, si quieres, responde el ganso y se marchan juntos el pollo, la gallina, el gallo, el pato y el ganso al palacio del rey. 25 En el camino encuentran un pavo. El pavo quiere ir con ellos a informar al rey que el cielo ha caído. Ninguno de los pobres animales sabe el camino. En este momento encuentran una zorra. La zorra dice que quiere enseñarles el camino al palacio del rey.
TERPSY. ¡Marchan muy bien, gracias a Dios...! Pero... ¿cómo decirlo...? ¡Sentían vértigos...! ¡Dejábanse caer en... la tentación...! Yo dije a la señora Gimblon: «Hay que someterse al masaje, y cuando ellos no tengan ya vacilaciones volverá usted y la dedicaré a la pírrica...» LA SE
Así llegaron a conocer palmo a palmo cuantos paseos, carreteras y cuestas rodean a la Corte, yéndose a pies que queréis por esas rondas, como hidalgos de leyenda que marchan a ver tierras, y por entonces debió ser cuando en casa de Millán el padre de éste, y en la de Pepe su madre, notaron que los chicos rompían zapatos como si lo hicieran a porfía.
Los pueblos en masa no son capaces de comparar distintamente unas épocas con otras; el momento presente es para ellos el único sobre el cual extienden sus miradas; así es como nadie ha observado hasta ahora la destrucción de las ciudades y su decadencia, lo mismo que no prevén la barbarie total a que marchan visiblemente los pueblos del interior.
Es ciertamente terrible y da lugar á sospechar falta de afecciones; marchan á pié detras del convoy fúnebre que guarda una persona adorada, á otra que le fué inmediata y querida: ninguna ley, ninguna costumbre del mundo pueden obligar al corazon á que se quiebre y se rompa en tan tremenda prueba; jamas el alma apasionada podrá prestarse á un suplicio tan duro.
A veces suele verse algún viejo barquillo atado con una cadenita á una rama cualquiera, ó á una estaca clavada en la orilla; casi siempre está medio sumergido en el agua; indudablemente en otro tiempo sirvió á algún pescador, pero ahora sus tablas están desunidas, el agua penetra por todas partes y los únicos navegantes que se aventuran á utilizarla son los malos estudiantes en los días que hacen novillos; poniendo cada uno de los pies sobre una de las bordas, adelantan con precaución para mantener el equilibrio; luego, apoyándose en el bichero, empujan la casi deshecha embarcación al medio de la corriente, y, de un salto vigoroso, alcanzan la opuesta orilla; á veces se quedan cortos y caen sobre el barro, pero la travesía, bien ó mal, se ha realizado y se marchan alegres á continuar sus proezas por el monte.
Palabra del Dia
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