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Actualizado: 23 de julio de 2025


La tayabense jamás deja el tápiz; monta admirablemente y cifra su orgullo en su traje de montar y en la riqueza de los atalajes de su caballo. Todas montan al lado izquierdo y desconocen el uso de la espuela, sustituyéndola con flexibles latiguillos que suspenden de la muñeca con una cadenita de plata.

Por dicha llevaba yo, pendiente del cuello en una cadenita de oro muy sutil, una pequeña medalla de plata, representando la Virgen de Araceli, patrona de la ciudad de Lucena. Fijó el Barón la vista en la medalla y la tomó entre sus dedos, para examinarla mejor. ¿De dónde procede esta medalla? preguntó con curiosidad tal, que parecía embargar su espíritu y distraerle de los otros objetos.

El Barón se limitó a tomar la sutil cadenita de oro y la medalla de la Virgen de Araceli, patrona de la ciudad de Lucena, que en su imaginación creadora le había pertenecido cincuenta años antes, cuando la hermosa Rafaela fue concebida.

De pronto un joven ha aparecido en un portal. ¿Necesitaré describir este joven? Es alto; va vestido de negro; lleva una cadenita de oro, en alongados eslabones, que refulge en la negrura, como otra idéntica que lleva el consejero Corral, pintado por Velázquez. Es posible que Orsi no conozca este cuadro de Velázquez, y, por lo tanto, no haya advertido dicho detalle.

A veces suele verse algún viejo barquillo atado con una cadenita á una rama cualquiera, ó á una estaca clavada en la orilla; casi siempre está medio sumergido en el agua; indudablemente en otro tiempo sirvió á algún pescador, pero ahora sus tablas están desunidas, el agua penetra por todas partes y los únicos navegantes que se aventuran á utilizarla son los malos estudiantes en los días que hacen novillos; poniendo cada uno de los pies sobre una de las bordas, adelantan con precaución para mantener el equilibrio; luego, apoyándose en el bichero, empujan la casi deshecha embarcación al medio de la corriente, y, de un salto vigoroso, alcanzan la opuesta orilla; á veces se quedan cortos y caen sobre el barro, pero la travesía, bien ó mal, se ha realizado y se marchan alegres á continuar sus proezas por el monte.

Palabra del Dia

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