Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 6 de junio de 2025
Después se vio rodeada por aquellas amigas de última hora, Marcela Peñarrubia, Enriqueta Atienza, Rosita León y sus respectivos amantes que la asistían y la mimaban con asiduidad conmovedora. Pero en cuanto pudo salir a la calle fue a casa de Visita resuelta a enterarse adónde había ido su marido y correr a pedirle perdón. En ver a Clara y Tristán no soñaba siquiera.
Las comedias que contiene son las siguientes: La honestidad ofendida de Elisa Dido, Los triunfos de San Miguel, El rayo de Andalucía, Los desagravios de Cristo, El invisible príncipe del Baúl, Las muñecas de Marcela, El Señor de Noches-buenas, El amor cómo ha de ser, La tragedia del duque de Verganza. Hijos ilustres de Madrid, por Baena.
Doña Marcela me miró al fin con mal disimulada complacencia; yo le hablé, valiéndome de la tía Pepa que desde niño me conoce, y, al fin logré, que en una de estas últimas noches, que fue de las más calurosas del verano, doña Marcela saliese a la ventana a tomar el fresco. »Me hice como por casualidad el encontradizo y me puse a hablar con ella. No vayas a creer que es ninguna palurda.
Era tan insolente el tal, que después de ser día claro se paseaba por la celda muy tranquilo y miraba a Sor Marcela con sus ojuelos negros y pillines. «Verás, verás dijo esta subiéndose con gran trabajo a la cama, porque la idea de que el ratón se acercase a uno de sus pies, aunque fuera el de palo, causábale terror , lo que es hoy no te escapas... déjate estar, que ya te compondremos».
Y aplicando este modo de proceder de su casa a la ajena y de su hermana a su pretendida novia, no consiente tampoco que nadie se acerque a doña Marcela, ni le diga chicoleos, celándola de suerte, que ella vive aislada, porque Currito tiene metidos en un puño a casi todos los mozos del lugar.
Y déste y de aquél, y de aquéllos y de éstos, libre y desenfadadamente triunfa la hermosa Marcela; y todos los que la conocemos estamos esperando en qué ha de parar su altivez y quién ha de ser el dichoso que ha de venir a domeñar condición tan terrible y gozar de hermosura tan estremada.» Por ser todo lo que he contado tan averiguada verdad, me doy a entender que también lo es la que nuestro zagal dijo que se decía de la causa de la muerte de Grisóstomo.
Sor Marcela dispuso que le volviesen a poner los trastos de la celda lo mismo que estaban, y acabose el cuento del ratón. El día siguiente fue uno de los más calurosos de aquel verano. En las habitaciones que caían al Mediodía era imposible parar, porque faltaba el aire respirable. Donde quiera que daba el sol, el ambiente seco, quieto y abrasado tostaba.
El franco y los céntimos trabajosamente ahorrados quedaban atrás de la popa, se perdían en el horizonte como algo vergonzoso que convenía olvidar. Eran el ensueño y la miseria de una humanidad anterior que afortunadamente no volvería a existir. Hay que ser prudente repitió Marcela ; piense usted en el negocio y no pierda el tiempo en amores.
-Así me lo parece a mí -respondió Vivaldo-; y no digo yo hacer tardanza de un día, pero de cuatro la hiciera a trueco de verle. Preguntóles don Quijote qué era lo que habían oído de Marcela y de Grisóstomo.
Si efectivamente Mauricia... No es que yo lo afirme; pero tampoco me atrevo a negarlo. Aquel llorar continuo, ¿qué puede ser sino arrepentimiento? A saber los medios que el Señor escoge... Y se retiró a su celda. Casi casi se dieron un encontronazo Sor Facunda alejándose y Sor Marcela que al corrillo se acercaba, dando balances y golpeando el suelo duramente con su pie de madera.
Palabra del Dia
Otros Mirando