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En nada se conoce el buen gusto, nobleza y dignidad de un alto señor como en sus guisos y manera de presentarlos y servirlos. Digna corte de los finos manjares es un buen círculo de convidados que sazonen la comida con las especias finísimas del ingenio discreto; especias, hija mía, que más bien son flores de aroma delicado. Mira bien a quién convidas.

Cuando me marché, el diplomático continuaba calentando los cascos al buen preceptor, que le ofreció algunos manjares y vino de Montilla para reparar sus fuerzas. Al salir de la casa, vi en la puerta de la calle a varios hombres, no de muy buena facha por cierto, uno de los cuales llegóse a , y tomándome por el brazo, me dijo: ¿Conoces a esa gente que acaba de llegar?

Triste es, muy triste, que un hombre medio loco socorra á semejantes suyos, divirtiéndose á costa de la miseria de su prójimo; pero es muy triste todavía que se despilfarren miles y miles de onzas de oro, encargando manjares y bicocas á Paris, cuando España es la tierra de los manjares. Lo del ruso es más extraordinario. Lo de la familia de Madrid es más necio. El ruso se divierte á mismo.

La Iglesia nuestra madre aparece en él como posadera de las almas. «Porque, se dice en él, de la misma suerte que es muy necesario encontrar en los caminos posadas, para reanimar y dar descanso á los caminantes cansados, así también es muy conveniente tropezar en la peregrinación de la vida con una posadera, consagrada á ofrecer tranquilidad y hospedaje á las almas, que se dirigen peregrinando á la eterna mansión de DiosAl comenzar la pieza se presenta una mesa, cubierta de manjares, que representa al altar, y cuya significación es fácil de entender, y delante de ella la Iglesia nuestra madre, que con sus cuatro doctores, Santo Tomás, San Jerónimo, San Ambrosio y San Agustín, da hospitalidad á los cansados peregrinos de la tierra.

Porque, ¿en qué consistían esos deberes si no era en divertirse en tiempo oportuno; en trocar visitas y saludos tan a menudo como era preciso; en dirigirse recíprocamente viejos cumplimientos con frases tradicionales; en dar bromas bien puestas a prueba para no ofender a nadie; en obligar, hospitalariamente, a los invitados a comer y a beber con exceso, en la casa del vecino, para demostrar que se apreciaban sus manjares?

Y no se crea que Juana sabía sólo hacer los guisos locales, sino que también había importado y añadido a la cocina indígena no pocos platos forasteros de más o menos remotos países, entre las cuales platos o manjares descollaban los celebérrimos bizcochos de yema, que sólo hacían unas monjas de Ecija, de cuyo secreto tradicional no se comprende por qué arte o maña prodigiosa ella había sabido apoderarse.

-Si eso es así -dijo Sancho-, vea el señor doctor de cuantos manjares hay en esta mesa cuál me hará más provecho y cuál menos daño, y déjeme comer dél sin que me le apalee; porque, por vida del gobernador, y así Dios me le deje gozar, que me muero de hambre, y el negarme la comida, aunque le pese al señor doctor y él más me diga, antes será quitarme la vida que aumentármela.

La noche antes daba vueltas en el lecho, inquieto y desvelado, viendo desfilar en su memoria los treinta y tres años de su vida cargados de placeres, de aventuras, azares sin mañana, flores sin raíces, gozos sin recuerdo, locuras sin felicidad que le causaban entonces en el ánimo la impresión de repugnancia que causa al estómago ahíto e indigestado el recuerdo de manjares sustanciosos.

La mesa continúa en el mismo silencio. Cada cual lleva los manjares á la boca y los traga cual si desempeñase una tarea grave y solemne. El choque de los platos y copas y los pasos del criado son los únicos ruidos que á menudo se perciben en el espacioso comedor.

Tanta prisa les dió el barón y con tan buena maña los recibieron y acomodaron á bordo el capitán y sus marinos, que se dió la señal de levar el ancla cuando el señor de Butrón estaba todavía engullendo los delicados manjares que cubrían la mesa del corregidor.