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Con este espectáculo lloraban de alegría los neófitos, dando mil gracias al Redentor, de cuya sangre se veían tan claros y manifiestos los efectos en la conversión de esta gente; pero incomparablemente mayor era el júbilo del P. Lucas, que inundado el corazón de celestiales consuelos, volviéndose á mirar al cielo, exclamaba: «Conténtome, Dios mío, en paga de mis trabajos y sudores, con ver que las criaturas os reconocen por su Criador y Señor.

Sin embargo de las precauciones que ellos tomarian para que su secreto no fuese público hasta la hora conveniente, llegaron á oidos del rei las tramas que tan en su daño maquinaban; i así en el 17Concilio i último de los celebrados en Toledo, dió la nueva de caso tan grave i de tanta importancia á los prelados i caballeros del reino que estaban juntos en Córtes, declarando todo lo que por manifiestos indicios i por la confesion de algunos conjurados habia descubierto, que era reducido á haberse carteado los judíos españoles con los de Africa con el fin de concertar el modo de levantarse contra los cristianos i destruirlos.

En tanto que daba yo prueba de esta cortesía de buen gusto, la señorita Margarita, con mi mayor sorpresa, continuaba mirándome con un descontento y despecho manifiestos. Su abuelo entretanto me prestaba oído atento; veía levantarse poco á poco su cabeza. Una extraña sonrisa iluminaba su fisonomía descarnada y parecía borrarle las arrugas.

Este escritor coronado era el periodista más antiguo de la Historia: el primero que en pleno siglo XIII había osado apelar al juicio de la opinión pública en sus manifiestos contra Roma. Su hija la había casado con un emperador de Bizancio, Juan Dukas Vatatzés, el famoso «Vatacio», cuando éste tenía cincuenta años y ella catorce.

Esta gentil moza, pues, ayudó a la doncella, y las dos hicieron una muy mala cama a don Quijote en un camaranchón que, en otros tiempos, daba manifiestos indicios que había servido de pajar muchos años. En la cual también alojaba un arriero, que tenía su cama hecha un poco más allá de la de nuestro don Quijote.

No hallaba en otra cosa sino materia de abatimiento y confusión; y aunque á cualquiera parte de estas trabajosísimas Misiones que volviese los ojos, no hallase sino materia de consuelo, así por los sudores derramados como por las conversiones de tantos infieles; con todo eso lo desestimaba todo, y sólo le parecían grandes sus defectos, atribuyendo á ellos el no haber vertido su sangre en testimonio de la fe, aunque Dios le libraba de la muerte con manifiestos milagros, y se quejaba principalmente de mismo.

Hay, finalmente, una parodia de junta revolucionaria, y milicia ciudadana, y clubs y manifiestos electorales. Yo no si en otras partes será todo esto muy serio; pero en Coteruco, pueblo de 300 vecinos, se convierte por mismo en caricatura. El abandono del trabajo, la taberna perpetua, los palos y asonadas, son la consecuencia primera y forzosa de tal delirio.

Cualquiera que, interesado en el bien general, quiera imponerse de la verdad con que se nos pueden apropiar todos aquellos degradantes atributos, se convencerá con solo desenvolver las actas capitulares, representaciones, informes, cèdulas expedidas con franqueza del erario, reconocimientos científicos, manifiestos, detalles, fondos aprestados y cuanto se crea necesario: hallará en fin un cúmulo de documentos, que dando principio en el año de 1741 del siglo anterior, continúan el 45, 52, 53, 60, 68, 72, 74, 77, 84, 94, 96, 804, 810, y sin interrupcion.

Llamar a su puerta a las altas horas de la noche; decirle con voz entrecortada que «ahí viene la policía» y que se oculte; acompañarle por recónditas callejuelas a un escondrijo seguro; meterle en la mano unos cuantos pesos ahorrados a fuerza de liar pitillos; recibir, en cambio, un haz de proclamas para repartir al día siguiente, con la advertencia de que «si se las cogen, puede contarse ánima del Purgatorio»; distribuirlas con sigilo y celo; y por recompensa de tantas fatigas, de riesgos semejantes, ganar un expresivo apretón de manos, una mirada de gratitud del proscrito.... Si el heroísmo es cuestión de temperatura moral, Amparo, que se hallaba a cien grados, tal vez se dejara fusilar por la causa sin decir esta boca es mía; y quién sabe si andando los tiempos no figuraría su retrato al lado del de Mariana Pineda en los cuadros que representan a los mártires de la libertad.... Feliz o desgraciadamente, lo que ustedes quieran, que por eso no reñiremos, los tiempos eran más cómicos que trágicos, y los loables esfuerzos de Amparo no le obtuvieron otra corona de martirio sino el que en la Fábrica se prohibiese la lectura de diarios, manifiestos, proclamas y hojas sueltas, y que a ella y a otras cuantas que pronunciaron vivas subversivos y cantaron canciones alusivas a la Unión del Norte las suspendieran, como suele decirse, de empleo y sueldo.

10 porque es necesario que todos nosotros comparezcamos delante del tribunal del Cristo, para que cada uno reciba según lo que hubiere hecho por medio del cuerpo, bueno o malo. 11 Así que estando ciertos de aquel terror del Señor, persuadimos los hombres, mas a Dios somos manifiestos; y espero que también en vuestras conciencias seamos manifiestos.