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Actualizado: 19 de julio de 2025


Y aquí son los improperios, las maldiciones, el lamento con todas las personas que entran al negocio, pero nada le vale: el cambiazo se efectuó delante de sus ojos y no supo verlo, y los trescientos pesos volaron del cajón como por arte de encantamiento.

Bien puede ser que un caballero sea desamorado, pero no puede ser, hablando en todo rigor, que sea desagradecido. Quísome bien, al parecer, Altisidora; diome los tres tocadores que sabes, lloró en mi partida, maldíjome, vituperóme, quejóse, a despecho de la vergüenza, públicamente: señales todas de que me adoraba, que las iras de los amantes suelen parar en maldiciones.

Sólo se aguardaba para celebrar la boda que el diputado sacase al novio un empleo de diez o doce mil reales que le habían pedido hacía más de un año. Doña Nicolasita estaba más impaciente que nadie; echaba mil maldiciones al diputado, decía que no servía de nada y conspiraba para que en las próximas elecciones eligiesen a otro que sacase empleos con más facilidad y prontitud.

23 Y el sacerdote escribirá estas maldiciones en un libro, y las borrará con las aguas amargas; 24 y dará a beber a la mujer las aguas amargas que traen maldición; y las aguas que obran maldición entrarán en ella por amargas. 25 [Después] tomará el sacerdote de la mano de la mujer el presente de los celos, y lo mecerá delante del SE

Y el Barbas acompañó un buen trecho al doctor, mugiendo sus maldiciones y amenazas contra los contratistas que eran sus enemigos más inmediatos y contra los ricos de Bilbao siempre invisibles, divinidades maléficas que hacían sentir la fuerza de su poder en la montaña, sin mostrarse más que por la mediación de administradores y capataces, si explotaban la mina directamente, ó de contratistas si creían más ventajoso para ellos ajustar el arranque del mineral.

En algunos puntos no se pudieron librar de ciertas maldiciones, pero las más de las veces por interés o por necesidad se mostraron complacientes, y terminando la entrevista del modo más cordial. Eran las tres cuando acabó esta ruta, y con un pequeño saco de goma impermeable, atado con correas a sus espaldas, Federico volvió a la posada. Pero allí le acechaba la Belleza.

Desmontábanse los jinetes, hablando con animación de los incidentes de la corrida. Carmen vio a Potaje apearse con toda la pesadez de su vigorosa humanidad, lanzando una retahila de maldiciones al «mono sabio» que le ayudaba torpemente en su descenso. Parecía entorpecido por sus ocultas perneras de hierro y por el dolor de varios batacazos.

Febrer quiso mirar el reloj, pero sus manos no obedecían a su voluntad. Ya no brillaba en la sombra la punta rojiza del cigarro. Su cabeza había acabado por caer sobre la almohada; sus ojos se cerraron: oyó gritos de reto, tiros, maldiciones, pero esto fue en un estado anormal, como si viviese en otro mundo, donde los insultos y los ataques no despertaban su sensibilidad.

El tío Traga-santos cerró por dentro la puerta de la ermita, reforzándola con los bancos y oyendo á la irritada muchedumbre gritar: «¡Cerquemos la ermita de paja y leña y peguémosle fuego, para que muera achicharrado en ella ese hipócrita y pastelero tío Traga-santos!»; el pobre tío Traga-santos cogió la preciosa imagen de San Isidro, y saltando por la ventana de la trasera con felicidad tan milagrosa, que nadie le vió, ni se hicieron él ni el Santo el menor daño, logró salir á la vega á la luz del fuego que devoraba el hermoso edificio levantado por él sobre un montón de gloriosas ruinas, á costa de tanto amor y trabajo, y tomó el camino de la inmigración al compás de las maldiciones é improperios del vulgo, cuyo amor había creído alcanzar con el ten-con-ten, ó lo que es lo mismo, procurando complacer á todos, sin ocurrírsele que sólo se debe complacer al que lo merece.

Como todas las cosas humanas, traerán consigo esos progresos los correspondientes abusos: y alguna vez habrá quien esté á punto de maldecirlos, como ya se han lanzado maldiciones en otro tiempo contra la palabra, la escritura, el libro y hasta el pensamiento.

Palabra del Dia

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