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Actualizado: 4 de mayo de 2025


Enfermo del pecho á consecuencia de los gases asfixiantes de los alemanes, había recibido, además, en la cabeza un casco de granada, y sufría de tarde en tarde accidentes nerviosos que le hacían caer al suelo privado de conocimiento. Los médicos hablaban con tristeza de su estado.

El papá salió medio loco, corrió por las calles; pero en mitad de una de ellas se detuvo y dijo: «¿Quién piensa ahora en figuras de nacimiento?» Y corriendo de aquí para allí, subió escaleras, y tocó campanillas, y abrió puertas sin reposar un instante, hasta que hubo juntado siete ú ocho médicos, y les llevó á su casa. Era preciso salvar á Celinina.

Y dando golpecitos á la caja, Aquí tengo yo, como en las cajas de los médicos, añadía en voz alta en mal tagalo, la vida y la muerte, el veneno y la medicina, y con este puñado puedo sumir en lágrimas ¡á todos los habitantes de Filipinas! Todos le miraban con terror y comprendían que tenía razon.

Siendo de ochenta y tres años, y á pesar de haber quedado tan débil con una enfermedad que padeció, que por órden de los médicos se alimentaba al pecho de dos amas y dormian con él dos niños robustos para calentarle, vivió lo suficiente para hacer su nombre digno de eterna memoria: bajo su episcopado se verificó la famosa expulsion de los moriscos, y á su ilustrada tolerancia debió el no ser echado de Córdoba un morisco insigne por su sabiduría en las ciencias físicas, llamado Felipe de Mendoza, hombre útil á la república.

Ella sabía más de esto que todos los médicos juntos; y después de mirar largamente el abultado abdomen, contrayendo los ojos y sacando los arrugados labios en forma de trompeta, dijo con certeza: Va a ser una churumbela más grasiosa y requetesalá que su propia mare. Dende aquí la veo.

Alrededor del lecho estaban los dos médicos, Frígilis que tenía lágrimas heladas en los ojos, Ronzal, estupefacto, y el coronel Fulgosio lleno de remordimientos. Bedoya había acompañado a Mesía, que pocas horas después tomaba el tren de Madrid, tres días más tarde de lo que Frígilis había pensado.

Está muy mala; tiene los ojos desencajados; su frente arde; creo que se muere; tendré que ir á llamar á un médico ... ¡Qué médico ni qué ocho cuartos! Ustedes lo arreglan siempre todo con los médicos. El médico no puede volverla su amante; no puede volverla su honra; no puede volverla su familia.

Los médicos también afirmó Salvatierra con su fría tranquilidad. Hubo un murmullo de asombro y extrañeza, como si el público que le admiraba fuese a reírse de él. Los médicos también, porque el día que triunfe nuestra revolución se acabarán las enfermedades.

23 y le rogaba mucho, diciendo: Mi hija está a la muerte; ven y pondrás las manos sobre ella para que sea salva, y vivirá. 24 Y fue con él, y le seguía gran multitud, y le apretaban. 25 Y una mujer que estaba con flujo de sangre doce años hacía, 26 y había sufrido mucho de muchos médicos, y había gastado todo lo que tenía, y nada había aprovechado, antes le iba peor,

Mientras no sea cadáver, esperanzas ha de haber, aunque digan los médicos lo que dijeren. Si la Virgen lo manda, los médicos se van á hacer puñales.... Otra: anoche me quedé dormida rezando, y me pareció que la Virgen bajaba hasta delantito de , y que me decía que con la cabeza... Otra: ¿no ha rezado usted? , mujer; ¡qué preguntas haces! Voy á decirte una cosa importante. Verás

Palabra del Dia

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