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Actualizado: 20 de junio de 2025


El único que se conservaba aislado y podía llamarse hombre era el egoísta Gabriel, grano de arena no conglomerado con la montaña, y que rodaba solo, haciendo por su propia cuenta las revoluciones establecidas para la armonía del mundo.

Ninguno de los dramas de Alarcón deja de sobresalir por sus bellezas particulares; sin embargo, descuellan entre todos aquéllos que pueden llamarse heróicos, y cuyo argumento se funda en la historia ó en la tradición nacional. El carácter romántico peculiar que imprimía su sello en la vida de España en esa época, aparece en sus obras con más plenitud y con mayor fuerza que en ninguna otra.

Esto debe llamarse la resurrección de la carne. Pasado éste, y sin cuidarse de averiguar lo ocurrido en la población, volvió aquella gentuza a meterse en el chiribitil y a continuar el fandango.

El viajero no puede ménos que visitar con interes la Academia de bellas artes, á la cual asisten muchos centenares de alumnos. Sinembargo, el Museo de pinturas está muy léjos de corresponder á lo que uno se promete de él. No faltan obras de mérito, pero es muy rara la que puede llamarse magistral, toda vez que las iglesias contienen los mejores cuadros del país.

Mesía y Visita no tenían en el invierno de sus amores aquellos días de sol de que hablaba Obdulia. Pero cuando se veían a solas y alguno de ellos tenía algún cuidado o preocupación, de esos que piden confidentes y consejeros, se lo decían todo, o casi todo; se hablaban en voz baja, muy cerca uno de otro, y volvían a llamarse de como antaño.

Véase la lámina Córdoba desde el castillo de la Carraola. De aquí vino el llamarse despues Campo de la verdad aquel gran llano que está al otro lado del rio al mediodia de la ciudad. Historia de Córdoba, M. S. citado de la Real Academia de la Historia, H. 12, tomo II, pág. 343 y siguientes.

Sirva de ejemplo la misión, embajada, o como quiera llamarse, de fray Hernando del Castillo al desdichado rey cardenal D. Enrique. ¿A qué podía conducir sino a mortificar el amor propio, a ofender y agriar al pobre monarca portugués el desvergonzado sermón de aquel buen fraile para persuadirle de que no debía contraer matrimonio?

Pero mientras se veían en las mismas tablas dos especies dramáticas heterogéneas, inconciliables é incompatibles, imitaciones y traducciones de comedias y tragedias francesas, juntamente con antiguas comedias españolas, no era posible que existiera durante este período, habiendo esa división, lo que debe llamarse propiamente teatro nacional, esto es, la expresión completa de las ideas y gustos populares bajo una forma determinada.

Aquel cuarto, tan reducido que bien hubiera podido llamarse ochavo, constaba de un pasillo estrecho, que parecia ancho á fuerza de ser corto, un gabinete donde bien podrian caber seis personas de pié, pero incómodamente, y un balcon á la plaza de los pájaros.

Ved aquí ya, señor, lo que con toda verdad puede llamarse grande, aun puesto á los Reales piés de V. A. y á vuestra vista; para lo que les bastaba al saberse mantener con el nombre de trabajos y fatigas, contra todo el golpe de la dicha, que les ocasiona el haber llegado á vuestra noticia y merecer vuestra atención piadosa.

Palabra del Dia

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