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Actualizado: 4 de junio de 2025
D. Nemesio se alzó del asiento restregándose los ojos, y apenas lo hizo soltó el chorro de nuevo, haciéndome sabedor de los lances curiosos que le habían pasado en los diferentes viajes que había corrido por aquella línea.
Disputad con él sobre todo; pero no le toqueis su país y su Dios. ¡De cuántos lances he sido testigo, y cuántas cabezas se han roto, y cuántos hombres han ido al Campo Santo por una imprudencia de este género! Llegamos á casa y dije á mi mujer: Mañana es lunes; mañana principia la semana que aplazaste para la visita del monumento que tanto anhelo visitar. ¿Cuándo lo visitamos?
Levanta los hombros, inclina la cabeza, hace un gesto de inhibición, como siempre que su príncipe le da órdenes absurdas con un rostro duro que le recuerda el de la difunta princesa en sus días borrascosos. ¿Busco á don Atilio?... Ha tenido varios lances de honor; sabe lo que es eso, y podrá ayudarme. Lubimoff acepta.
Pero á falta de este recurso, apeló á un zurriago que para los grandes lances estaba colgado en la pared, detrás de la mesa, y se fué con él encima del primer grupo de amotinados que jugaban á la pelota y habían derribado ya con ella el tintero magistral.
La devoción de la Cruz. La puente de Mantible. Saber del mal y del bien. Lances de amor y fortuna. La dama duende. Peor está que estaba. El sitio de Bredá. El Príncipe constante. El mayor encanto, amor. Argenis y Poliarco. El galán fantasma. Judas Macabeo. El médico de su honra. La Virgen del Sagrario. El mayor monstruo del mundo. Hombre pobre todo es trazas. A secreto agravio, secreta venganza.
Casi no hay en ella lo que se llama enredo o argumento. Todo se reduce a la pintura de un extraño carácter. No sé si el autor, por habilidad o por instinto, acierta a no identificarse con «Quitolis» y a no responder de lo que «Quitolis» sentía y pensaba. No aseguraré yo tampoco si agradará esta novela, donde repito que apenas hay lances a cuantas personas la lean con atención.
Acerca de todo esto, don José Echegaray podría referirnos muchos y muy curiosos lances, especialmente si recordase el estreno de La escalinata de un trono, drama que la trágica María Guerrero, bella, soberbia, irresistible, defendió como una leona. Pero tan hermoso espíritu de solidaridad y sacrificio sólo late perenne en las relaciones de los actores para con el autor.
De este modo quedó reafirmado el valor autobiográfico de La Dorotea, aclarado el episodio de los amores con Elena Osorio y buen número de otros lances de esta oscura y compleja existencia.
Bien me fué con éste, porque sucedió como deseaba; mas no todos los lances salen ciertos; algunos hay que pican y se llevan el cebo, dejando burlado al pescador y el anzuelo vacío, como me aconteció con un soldado español de más de la marca.
Bien se lo merece, porque, al fin, si alguna falta cometió, tuvo en este pícaro mundo su purgatorio. La Condesa estaba casada con el señor más terrible que se ha conocido en nuestros días. Todos le temblaban, empezando por su mujer. Había tenido varios lances de los que llaman de honor, y pesaban tres muertes y varias heridas sobre su conciencia.
Palabra del Dia
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