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Actualizado: 6 de junio de 2025
Recordaba que él tambien vivia en un suelo estraño separado de sus mas queridos Coraixis, desterrado del dulce clima de la Siria donde tan alegremente habia trascurrido su primera juventud; deploraba el hado fatal que le hacia enemigos los parientes y deudos á quienes habia sacado de la proscripcion colmándolos en su reino de beneficios, hado sangriento que le habia obligado á quitar la vida á dos de sus sobrinos y á desterrar á Africa á su propio hermano Al-walíd, con cuyo auxilio, si no hubieran sido ingratos y rebeldes, habria podido tal vez invadir la Siria y lavar con la sangre de los aborrecidos Abbassides el polvo de la proscripcion que afrentaba á los hijos de Moavia; pensaba en suma que con la defeccion de los caudillos y tribus árabes no podria arribar en la colosal empresa de fundar en Andalucía un Califato para los Omeyas, á pesar de la lealtad y pujanza de sus asalariados Berberiscos, y aquel mismo Azazil, que fingiendo la voz del ángel Gabriel habia dictado el Koran á Mahoma, tomando ahora el acostumbrado disfraz, murmuró suavemente al oido de Abde-r-rahman El-Dakhel estas palabras: ¿Es posible, descendiente de Merwan, que tan facilmente hayas perdido de vista el objeto con que el omnipotente Allah te salvó por mi mano del sangriento banquete en que fueron traidoramente inmolados tus parientes ? Ya has olvidado sin duda aquel beneficio: yo te le recordaré.
Los Arabes andaluces, sin embargo, siguiendo de rutina la práctica establecida en Damasco y Bagdad, edificaron sus mezquitas con la Quibla ó lado del santuario vuelto al mediodia, de modo que en rigor su santuario no miraba á la Meka, aunque asi lo suponian. Mahoma en el Koran llama á la Meka Quibla del mundo.
Asi llaman los árabes á la peregrinacion santa, viaje forzoso á la Caaba de la Meka, que es uno de los cuatro preceptos impuestos por el dim, ó práctica de la ley del Koran, y que todo muslin tiene que cumplir una vez al menos en su vida. «Esta peregrinacion, dice Mahoma, y el sacrificio de las víctimas, son un testimonio de sumision á la voluntad de Dios que los ha prescrito y de fidelidad al Profeta que los ha consumado para ejemplo de todos, ademas una expiacion de los pecados y el camino para conseguir el cielo.»
Llega el muslim al atrio de las abluciones, y antes de visitar la casa donde se custodia y venera su Koran, hace una visita oficial á la letrina: lava luego sus manos, vuélvese de cara á la quibla, se sienta, enjuaga su boca, descarga sus narices, y entre tanto pronuncia la fórmula: «En nombre de Dios.» Mientras se hace esta ablucion se suspende todo coloquio: cada cual va por su órden cumpliendo con las ceremonias establecidas sin curarse de lo que hacen los demas.
No me acuseis de parcialidad: voy desapasionadamente á poneros ante los ojos la vida doméstica segun el Koran. Apartaremos la vista de los escesos y desórdenes que la ley condena y castiga. Sabemos que todos los pueblos los cometen, y que hay una edad en la vida de las naciones en que las costumbres presentan la corteza de la barbarie.
Su peso era estraordinario, tanto que apenas podian entre dos hombres sostenerlo; colocábase en el mencionado púlpito para que el Imám leyese en él el Koran á la hora de la azala, y concluida la ceremonia se sacaba de allí y se llevaba á otro parage, donde permanecia cuidadosamente guardado con los vasos de oro y plata destinados á la iluminacion del mes de Ramadhan . El parage que segun las ligeras indicaciones de Edrisí servia de tesoro era una especie de capilla que hoy se levanta en sitio inmediato al antiguo Mihrab al norte de la actual Maksurah, parte de otro espacioso y magnífico recinto que interceptaba la nave central y las dos laterales adyacentes, y donde se armó sin duda la Maksurah antigua por disposicion de Al-hakem.
Gran muro divisorio que segun el Koran separa el paraiso del infierno. Párrafo 3.º, art. 5, cap. Del repudio, Leyes morales etc. El que repudiaba á su muger y se arrepentia de haberla repudiado, en los cuatro meses de alheda ó plazo para la reconciliacion no podia tener comercio con ella si antes no daba libertad á un cautivo.
Marrac.=Prodrom. ad refut. Alcor. part. IV, cap. Extractos de un curioso M. S. propio del Sr. D. Pascual Gayangos. M. S. citado en la nota antecedente. Refiere esta anécdota Gelaleddin, citado por Savary en la nota 2 al cap. LXII del Koran. M. S. citado del Sr. Gayangos. Ebnol-Athir, citado por Marrac. Refut. al Kor. Prodrom. part. IV, cap. Algazel, cit. por el mismo, ibíd.
Suprimimos estas minucias y vaciedades por demasiado prolijas y fastidiosas; quien quiera enterarse de todas ellas las hallará detalladas con la suficiente claridad en la citada obra de Marrac. Refutacion del Koran, y en el cap. XI de la Suma de los principales mandamientos y devedamientos, tambien citada. El curioso M. S. del Sr.
No quiere Dios angustiaros, sino haceros puros y derramar sobre vosotros sus gracias para que seais agradecidos.» Así se espresa el Profeta en la Sura quinta de su Koran, y sobre estas palabras arman los musulmanes toda la artificiosa y ridícula máquina de su purificacion y abluciones.
Palabra del Dia
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