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Así lo aseveran Morales y otros diligentes historiadores. Véase pág. 95, nota 3. Ibid., nota 2. S. Isidoro: Operum, tomo 2. De Ecclesiasticis officiis, lib. II, cap. 2. Sanctor., lib. Aurelio y Félix resolvieron declarar abiertamente su haciendo que sus esposas fuesen á la iglesia sin llevar cubierto el rostro.

En la lámina que representa la vista de Córdoba y su catedral desde el castillo llamado de la Carrahola, se muestra perfectamente dibujada, aunque en pequeño, la elevacion de la catedral antigua, que asoma su armadura por encima de las terrazas de la mezquita, formando una ala tendida de oriente á poniente partiendo de la nave del Mihrab. Véase la pág. 185 y su nota 1. Ibid. El Sr.

Nuestros mas juiciosos historiadores, Morales, Roa, Gomez Bravo, Florez, etc., han seguido esta version. Kalam era muy querida de Abde-r-rahman por lo bien que escribia, recitaba versos, referia cosas históricas, y sabia tocar y cantar. Véase Al-Makkarí, l. VI, c. Amaba tambien tiernamente á sus concubinas Mudathirah y Ashifá, que de esclavas habia convertido en esposas. Ibid.

Libro de la vida del V. Bernardino de Obregón, por D. Francisco de Herrera y Maldonado, pág. 265 b. Nicolás Antonio. Montalván, Fama póstuma en Las obras sueltas, tomo XX. Ibid., y en Filomena, pág. 2. Arte nuevo de hacer comedias. Vida del V. Bernardino de Obregón, por Herrera, pág. 265.

I de la misma obra. «Sy la huérfana toviere alhací ó tutor, et la casare... Sy ella lo oviere menester, et fuere su pro, el casamiento sea firme, et non la metan en consejo despues que fuere de edatIbíd. Los eunucos antiguamente eran los camareros que servian en lo interior de los palacios.

A tal punto se lleva la distincion de gerarquías, que se manda que en el templo el que sabe leer no esté detrás del ignorante, ni el vestido detrás del desnudo. Ibid. Marrac. Ibid. Giaab, citado por Savary en su traduccion del Koran. Cap. I. ó Introduccion.

D. Rodrigo, Hist. de los árabes. De los cristianos vergonzantes confundidos con los árabes por la lengua, por el trage y por el modo de vivir, se hace mencion frecuente en la Esp. Sagr. del P. Florez, trat. 33. Véase Conde, t. 1, cap. Conde, ibid., y Al-Makkarí convienen en este suceso. Véase la obra del último, lib. VI, cap.

[117.] Allí (Cap. XXI) dije que el entendimiento puro puede ejercer sus funciones por ideas indeterminadas, esto es, representativas de relaciones generales, sin aplicacion á ningun objeto real ni posible, hasta que se les añade una determinacion suministrada por la experiencia (ibid. §. 135). La idea de causa pertenece á las indeterminadas (ibid. §. 134); y por consiguiente tomada en toda su generalidad, no puede ofrecernos sino la relacion de ser y no ser, ó de seres enlazados entre con cierta necesidad, todo con absoluta indeterminacion (ibid. 130). Luego para determinar el carácter de la misma actividad, y sus medios de comunicacion, no nos basta la idea de causa: esta por sola, nada puede decirnos sobre el particular; ella se limita á enseñarnos ciertas verdades

Estas cosas más redundan en profanación que en provecho del culto de Dios, y tienden manifiestamente, como ha probado la experiencia, á excitar la risa del pueblo, á distraerlo de su devoción y á perturbar el oficio divino. V. la prolija descripción de estas representaciones en los Anales de Sevilla, de Ortiz de Zúñiga, edición de 1799, tomo III, págs. 339 y siguientes. Ibid., tomo III, pág. 365.

Cancionero general; Amberes, 1573, fol. 244. Ibid., fol. 322. Per hoc tamen honestas repræsentationes et devota, quæ populum ad devotionem movent, tam in præfatis diebus quam in aliis non intendimus prohibere. No se entienda por esto que prohibimos también las representaciones religiosas y honestas, que inspiran devoción al pueblo, tanto en los días prefijados como en otros cualesquiera.