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Mira qué oriente. Se puede hacer un alfiler y ponérselo a ella en el pecho, o al Niño. ¡Un rayo! ¡Valiente caso hace la Virgen de perlas y pindonguerías!... Créame á : véndala y dele á los pobres el dinero. Mira , no es mala idea dijo el tacaño guardando la joya. sabes mucho.

Aun así, es mirada con desprecio, y no suelen llamarla con su nombre de pila, sino con un apodo irónico, como, por ejemplo, la Galga, la Joya, la Guitarrita. Tal vez la designan con el nombre genérico del país de que es natural, como para designar su origen forastero; y de éstas he conocido yo a la Murciana, a la Manchega y a la Tarifeña.

Si no os doy La joya, don Juan, no crea Vuestro pecho liberal Obligarme con dinero; Que, pues de vos no lo quiero, 2325 Bien creeréis que me está mal. ¡Oh, qué habréis imaginado De cosas, después que visteis La joya! Aunque no tuvisteis Culpa de haberlas pensado, 2330 Pues yo os he dado ocasión.

La vida le es placentera, al ignorar que le espera, en su camino escabroso, con el semblante lloroso, la triste vejez austera. Diminuta y nevada, en los pensiles de mi patria amada, entre mil raras flores peregrinas, brota la sampaguita perfumada, cuyo tímido broche, joya digna de ser de las ondinas, ábrese al tierno aliento de la noche.

Enteramente convencido de su amor, el hidalgo la pidió en matrimonio, y la obtuvo no sin algún trabajo, pues a la mamá costole muchas lágrimas entregarle aquella joya, que era la alegría de la casa. En los primeros cuatro meses gastó D. Álvaro la renta de todo el año. Joaquinita quiso coche y palco en los teatros, y dio reuniones y saraos.

Al principio el cuidado de la capilla, la misa de los domingos y el reparto de las limosnas.... no hizo usted más. Luego usted mismo nos ha ido convenciendo de que teníamos en casa una joya, de que podíamos confiarnos a usted bajo todos conceptos....: Josefina y yo nos confesaremos en adelante con usted: esto es lo que tenía que decirle.

Porque éste, con toda comodidad, sobre seguro, se las enfilaba por los cristales del escaparate con una insistencia que la encolerizaba cada vez más. La verdad es que aquella tiendecita primorosamente adornada, donde brillaban por todas partes los metales y las piedras preciosas, era digno aposento para la bella; el estuche que mejor convenía a joya tan delicada.

Pero conservó aquél con el mismo esmero con que se guarda una joya de sus padres; y nunca dejó de ir a dormir la siesta a la cama en que nació y en que sus padres durmieron la primera noche de novios. Elena recibió la confesión de su esposo con sorpresa y secreto despecho que se esforzó en disimular.

¿Conocéis á... la reina? Ya dije á vuestra majestad... Dejáos de importunas majestades exclamó la dama con un acento en que había angustia, mirando de nuevo á la puerta cubierta por el tapiz ; tratadme lisa y llanamente como á una dama honrada, y concluid. ¿Ha visto alguien esta joya? ¡Señora! exclamó con el acento de un hombre profundamente ofendido Montiño.

Y toda la familia, considerando modesto y burgués el piso de la avenida Víctor Hugo para guardar esta joya, había acordado depositarla en el castillo, respetada, inútil y solemne como una pieza de museo... ¿Y esto se lo podían llevar los enemigos si llegaban en su avance hasta el Marne, así como las demás riquezas reunidas con tanta paciencia?... ¡Ah, no!