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Actualizado: 2 de octubre de 2025


Ahora se hace con maquina todo eso, y de un vuelo de la rueda queda el redondel hecho un jarro hueco, y lo de mano no es más que lo último, cuando va al dibujo fino de los cinceladores.

A veces dos amigas ó amigos, ó dos cónyuges, bebian en el mismo jarro, alternando con una regularidad matemática. Pero qué algarabía!

Durante su larga jornada dejaron tras de sus parientes y vecinos enfermos, solos y sin mas asistencia que un cuero levantado contra el aire, para abrigo, y un jarro de agua. Este mal redujo tanto su número, que no tienen ahora mas de trescientos hombres capaces de tomar las armas.

De decir que prefiero vivir en el monte á servir á un criado del rey. Yo no tengo más amo que el rey, declaró otro de los presentes, después de empinar un jarro lleno de cerveza. ¿Y quién es el rey? aventuró Rodín, que estaba ya entre dos luces. ¿Es por ventura un rey inglés cuando su lengua se niega á decir dos palabras en nuestro idioma?

No le llegaba a Julián la camisa al cuerpo, temblando que en alguna de estas dependencias recibiese Nucha a boca de jarro, por impensado incidente, la atroz revelación. Y al mismo tiempo, ¿cómo oponerse al útil merodeo del ama de casa hacendosa por sus dominios?

Al tiempo de recoger el jarro, jugaron con el agua. Ella le salpicó la cara para vengarse de lo que antes le había hecho.

"Por Dios, que me ha sabido como si hoy no hobiera comido bocado." "¡Ansí me vengan los buenos años como es ello!" -dije yo entre . Pidióme el jarro del agua y díselo como lo había traído. Es señal que, pues no le faltaba el agua, que no le había a mi amo sobrado la comida. Bebimos, y muy contentos nos fuimos a dormir como la noche pasada.

Es sangre corrompía que se le ha subío al pecho y la ajoga. Por eso pide siempre de beber, como si con un río no la bastase. Y por toda medicina, cuando al amanecer salía al campo a trabajar con la familia, colocaba junto a los andrajos de la cama un jarro siempre lleno. Gran parte del día lo pasaba la muchacha sola en el rincón más oscuro del dormitorio de los gañanes.

Llegó al cabo don Zambombo, y puso lentamente sobre la mesa el jarro y el vaso. En seguida volvió a meter las manos en los bolsillos, y se colocó de pie a un lado de la mesa, haciendo descansar su panza sobre el tablero. Entretanto, don Celso escanció el primer vaso de vino y se le presentó al candidato, que, cerrando los ojos, se le bebió sin resollar.

Contra lo que esperaba, nadie se dio por enterado de lo acaecido, ni le dijeron una palabra sospechosa. D. Jaime había arreglado ya el asunto, contando que se había caído por alcanzar un jarro de leche de lo alto de la alacena, mientras Rosa se había ido a ver una vecina.

Palabra del Dia

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