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Actualizado: 2 de octubre de 2025


Mientras los recién llegados se sentaban en los duros y estrechos bancos contiguos a la mesa, don Zambombo entró en la bodega, de la que salió al cabo de un cuarto de hora con un gran jarro de vino blanco en una mano, y en la otra un vaso de vidrio sucio.

Mas como fuese el traidor tan astuto, pienso que me sintió, y dende en adelante mudó propósito y asentaba su jarro entre las piernas y atapábale con la mano, y ansí bebía seguro.

Y entró en una camareta que allí estaba, y sacó un jarro desbocado y no muy nuevo y, desque hubo bebido, convidóme con él. Yo, por hacer del continente, dije: "Señor, no bebo vino." "Agua es, me respondió. Bien puedes beber." Entonces tomé el jarro y bebí; no mucho, porque de sed no era mi congoja.

Al provisor metió en un aposento El General, con grillos remachados, El comer al Obispo y el sustento Le quita; que no son hombres osados A darle un jarro de agua, que al momento El servicio y los indios son quitados: Y por mayor baldon y mas afrenta, Al Obispo le priva de su renta.

Sentado frente al hogar, desabrochada la almilla y asiendo con la fuerte y atezada diestra el asa de un jarro de buen tamaño lleno hasta los bordes, sonreía con expresión de profundo contento.

Esta era que la prójima había recibido, por conducto de Patria, una esquelita en que se le anunciaba la reapertura del curso amoroso, interrumpido durante una quincena. «Esta alegría pensaba Maxi , ¿por qué será?». Y comprendiendo por instinto de celoso que echaba un jarro de agua fría sobre aquel contento, dijo a Fortunata: «Ya está decidido que nos iremos al pueblo.

Ninguna noche se acuesta sin despedirse de Magdalena; cuando se levanta va a darle los buenos días y en el resto del día siempre lleva en la mano una rosa blanca cortada de los rosales de su tumba y que al retirarse a descansar conserva hasta la mañana siguiente en un jarro de Bohemia que Magdalena tenía siempre en su cuarto.

Por Nuestro Señor, cuanto ha que en ella vivo, gota de vino ni bocado de carne no he comido, ni he habido descanso ninguno; mas ¡tal vista tiene y tal obscuridad y tristeza! Ve y ven presto, y comamos hoy como condes." Tomo mi real y jarro y a los pies dándoles priesa, comienzo a subir mi calle encaminando mis pasos para la plaza muy contento y alegre.

Y aunque yo quisiera asentar mi corazón y perdonalle el jarrazo, no daba lugar el maltratamiento que el mal ciego dende allí adelante me hacía, que sin causa ni razón me hería, dándome coxcorrones y repelándome. Y si alguno le decía por qué me trataba tan mal, luego contaba el cuento del jarro, diciendo: "¿Pensaréis que este mi mozo es algún inocente?

Tres veces por tres delitos diferentes me he visito casi puesta en el asno para ser azotada, y de la una me libró un jarro de plata, y de la otra una sarta de perlas, y de la otra cuarenta reales de a ocho, que había trocado por cuartos, dando veinte reales más por el cambio.

Palabra del Dia

neguéis

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