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Actualizado: 2 de octubre de 2025


Contaba el mal ciego a todos cuantos allí se allegaban mis desastres, y dábales cuenta una y otra vez, así de la del jarro como de la del racimo, y agora de lo presente.

Cuando el pobreto iba a beber, no hallaba nada. Espantábase, maldecíase, daba al diablo el jarro y el vino, no sabiendo qué podía ser. "No diréis, tío, que os lo bebo yo, decía, pues no le quitáis de la mano." Tantas vueltas y tientos dio al jarro, que halló la fuente y cayó en la burla; mas así lo disimuló como si no lo hubiera sentido.

En la crónica suelen mencionar todos estos detalles. La requiere por última vez, le exige una contestación definitiva; luego, rápidamente, le dispara un balazo a boca de jarro, o desnuda un cuchillo y se lo hunde ferozmente en el corazón.

Pero una mujer que estaba en un corredor tendiendo ropa y había oído la última pregunta, respondió por él. , señora, ; el tío Goro y la tía Felicia viven en aquella casa que tiene un árbol grande delante. Vea usted; ahora sale el tío Goro con un jarro á ordeñar. D.ª Beatriz se dirigió á la casa señalada. El tío Goro ya había entrado en el establo.

A cada jugada, alguno de los tres agarraba el jarro, bebía en él reposadamente y lo pasaba á los compañeros, que lo iban empinando igualmente con no menos ceremonia. Los espectadores más inmediatos miraban los naipes á cada uno por encima del hombro para convencerse de que jugaba bien.

Estuvo un cuarto de hora, y después se encaminó hacia el río, y apoyándose en una piedra de la orilla, dijo: «Aquí está». No acababa de decir esto cuando van Stein le disparó un pistoletazo a boca de jarro y lo dejó muerto. Smiles y yo echamos a correr, temiendo que siguieran con nosotros.

Se encendió el árbol, y la patrona produjo un gran jarro de vino caliente con especies aromáticas. Comenzamos todos a berrear en torno del pino: Weinachtsbaume... Weinachtsbaume...

Como un enorme ramo de verdura que sobresale del jarro, las hierbas acuáticas con sus plateadas hojas que crecen al borde de la fuente, y las algas de limo con sus largas cuerdas enguirnaldadas cediendo á la presión del agua que rebasa, se doblan hacia afuera por el borde del estanque; por entre su espesa capa la corriente se escapa abriendo anchos regueros con su cauce adornado de flotantes serpentinas.

Al atravesar el puente y entrar en el Campo de la Bolera, tropezó D. Félix con Maripepa que iba con un jarro de barro negro á la fuente. Estaba tan alegre que la detuvo y se puso á charlar con ella. Pero la coja no se hallaba de tan buen humor.

La enferma, sonriendo débilmente, tendía sus flacos brazos para coger el jarro, y bebía y bebía, con lo esperanza de que el agua deshiciese la bola ardorosa y sofocante que dificultaba su respiración, transmitiendo a todo su cuerpo el fuego de la fiebre.

Palabra del Dia

neguéis

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