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Actualizado: 29 de julio de 2025
No ha muchos años existía en su antiguo estado, viéndose el pequeño patio con el jardinillo, de que habla Montalván; pero después se ha derribado, variando por completo su forma.
A las siete y cinco estaba embozado en la capa y dando vueltas por el jardinillo de la Plaza Mayor, que aparecía envuelta en la neblina llorona y gris de la mañana.
Abre ese portal y entra: te hallarás desde luego en un espacioso zaguan morisco, al pié de una galana arquería á cuyos tres vanos hace alegre fondo un fresco jardinillo.
Una casita a la orilla del mar, bañada a todas horas por la brisa, un jardinillo que cuidar, un pedazo de pan que llevarnos a la boca y salud para correr y saltar por los campos. ¡Era lo bastante para ser felices! Entraron en pleno idilio.
Me complazco figurarme, por ejemplo, al ilustre general von der Than ligero de ropas, según la antigua usanza, en medio de un verde jardinillo, con un hermoso pedestal adornado con bajos relieves que representen por un lado los Guerreros bávaros incendiando la aldea de Bareilles, y por el otro, los Guerreros bávaros rematando a los heridos franceses en la ambulancia de Woerth. ¡Qué grandioso monumento será!
Arrimadas a la pared había en casi todas macetas con flores. Diga usted, hermosa pregunté a una joven de rostro correcto, virginal, que se hallaba delante de una puerta : ¿me podría usted decir si vive en este corral una tal Paca? ¿Sigarrera? Eso es. Sí, señó; allí enfrentito, donde está aquel jardinillo, ¿sabuté?
Recuerdo además que cerca de Barbicaglia, y separado solamente por una tapia baja, había un jardinillo bastante extraño, que dominaba yo desde la altura en que estaba. Era un rincón de tierra, de vulgar diseño. Sus calles, de brillante arena, encintadas de verdísimo boj, los dos cipreses de su puerta de entrada, dábanle apariencia de una casa de campo marsellesa. Ni una línea de sombra.
Explicábame las divisas de amor pintadas sobre las frágiles láminas de nácar, me introducía en los hogares domésticos japoneses mostrándome el modelo de su casa en Yeddo, una miniatura de laca, al que no faltaba un solo detalle, desde las cortinillas de seda de las ventanas hasta las grutas artificiales de rocalla del jardín, un jardinillo minúsculo adornado con plantas enanas de la flora indígena.
Muchas mañanas, con el buen tiempo, me levanto muy temprano y sigo el camino abandonado, escuchando el rumor de los campos. Los pájaros cantan en las enramadas, el sol se derrama brillante por la tierra. Al volver me detengo a contemplar mi casa, sobre el jardinillo que le sirve de pedestal.
Al terminar Roger sus oraciones recogió bastón y hatillo y corriendo como un gamo no tardó en llegar á una cabaña situada á la izquierda del sendero y rodeada de una cerca, junto á la cual estaban el arquero y su recluta, mirando á dos niños de unos ocho y diez años respectivamente; plantados ambos en medio del jardinillo que cercaba la casa, silenciosos é inmóviles, fija la vista en los árboles del otro lado del camino y teniendo en la mano izquierda, extendido horizontalmente el brazo, unos largos palos á manera de pica ó alabarda, parecían dos soldados en miniatura.
Palabra del Dia
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