Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 16 de junio de 2025


La gran casa antigua, con sus elevadas torres cuadradas, su entrada estilo rey Jacobo, su puerta cochera, los hermosos bojs de fantásticas formas y el reloj de sol de su primoroso jardín anticuado, poseía un delicioso encanto de que pocas mansiones antiguas podían jactarse; y, además, en su perfecto estado de conservación, sin ninguna alteración ni en sus más pequeños detalles, se encerraba otro interesante rasgo de su atracción.

La presencia de su amante, sus cortas pero sabrosísimas caricias bastaban para enajenarla y hacerle olvidar aquellas y otras penas. Además, estaba orgullosa y solía jactarse con las comadres que iban por el día á hacerle tertulia del respeto que Velázquez la profesaba. Era muy conocida en el círculo de sus amigos la violencia de éste y las formas brutales que solía emplear con las mujeres.

Mi pluma tal vez la ofenda por torpe e inhábil; pero mi intento es sano y de vivo entusiasmo nacido. Mi admiración y mi devoción son tales, que si respondiese mi capacidad a mi afecto, diría yo algo digno y grande en su elogio. Bien pueden nuestras mujeres de España jactarse de esta compatriota y llamarla sin par.

La superiora meditó unos instantes; después le dijo: Hija, ya tiene bien sabido que aquí nadie debe jactarse de hacer nada mejor que otra... Debes creerte la última, porque acaso lo serás... Hace tiempo que vienes siendo poco humilde y es necesario que empecemos a corregirte ese vicio... Por lo pronto, ve a pedir perdón a la hermana Isabel de tu falta y en seguida enciérrate en la celda a rezar un rosario a la Virgen... Después, cuando esté en el locutorio con la novicia, te presentarás allí y te pondrás de rodillas para que la gente vea que estás castigada.

Madama Scott no tomó un palo para echar de su casa a aquella gente. Tuvo a la vez diez, veinte, treinta adoradores; pero ninguno pudo jactarse de la más mínima preferencia, a todos opuso la misma resistencia amable, alegre, risueña... Claro era que se divertía en el juego, y no tomaba ni por un instante la partida a lo serio. Jugaba por placer, por honor, por amor al arte.

Clementina no había prestado nunca atención al desagradable pensamiento de que si ella era heredera de su primo Fortunato, también éste debía heredarla, en su caso. En un momento, esa perspectiva abierta por Bobard la sublevó. ¡Cómo! ¡Algo de lo suyo podría ir á su enemigo! ¡Podría éste jactarse de haberse desembarazado de su odio al mismo tiempo que se apoderaba de su herencia! ¡Tendría la alegría salvaje de verla descender á la tumba de familia y de gozar después no sólo de la fortuna del tío Guichard, sino de la suya propia! ¡Nunca! Sus cabellos se erizaron de horror, y exclamó: ¡Ah! ¿

López Roberts será uno de los mejores de que podrá jactarse España en el siglo presente, nos dan las breves narraciones ya escritas y publicadas por él cuando es muy joven todavía. Otro notable ingenio, como autor de libros al menos para desconocido hasta ahora, es D. Adelardo Ortiz de Pinedo. La obra suya que acaba de publicarse y que he leído con sumo interés, tiene por título La sima.

El autor anónimo niega también historiadores á la moderna Compañía de Jesús en España. En lo que toca á ciencias naturales, no tienen nada de que jactarse. No sólo, dice, «no pueden presentar una obra como la del Agustino P. Blanco sobre la flora de Filipinas, pero ni un observador de la naturaleza como el escolapio Padre Ainza».

Palabra del Dia

aconséjele

Otros Mirando