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Actualizado: 24 de julio de 2025
Aquella ingrata tarea debía producirle grandes intereses, y cuando la de Raynal le proclamaba irresistible, estaba muy cerca de la verdad. A la dolorosa angustia que le oprimía el corazón se mezclaba en Liette un sentimiento muy dulce del que no pensaba en desconfiar ni en defenderse; era el agradecimiento y nada más... El médico del pueblo se mostraba poco tranquilizador.
Bajó Frasquito renqueando hasta la meseta próxima: allí se paró, mirando para arriba, y dijo: «Ingrata, ingrrr...». Quiso concluir la palabra, y una violenta contorsión denunció la inutilidad de sus esfuerzos. De su boca no salió más que un bramido ronco, como si mano invisible le estrangulara.
Se detuvo Leonora, y amenazándole graciosamente con el índice, añadió: De lo contrario, seré todo lo ingrata y cruel que usted quiera; pero a pesar de la hermosa acción de esta noche, usted no entrará más aquí. No quiero adoradores: he venido buscando reposo, amigos, tranquilidad... ¡El amor! ¡hermosa y cruel patraña!...
Pedro insistió: se pondría a la niña una doncella, con el exclusivo objeto de que la cuidase; el médico iría a verla diariamente... En fin, el artista, pareciendo tomar con esfuerzo una resolución ingrata, preguntó a Pedro si podía concederle media hora de atención para escucharlo. ¡Media hora!... y una... cuantas quieras.
Acepto replicó don Anselmo , el ejemplo de esa dama y de ese caballero andante de los buenos tiempos antiguos que el P. Enrique nos presenta; pero dudo mucho de que el caballero haga sus proezas con la esperanza de galardón ya perdida. La misma alta opinión en que tiene a la señora de sus pensamientos le persuade de que no ha de ser ingrata.
Yo le quiero, y sería la más ingrata de las mujeres si no le quisiese. Yo le amo desde hace tiempo, aunque hasta ayer no se lo he declarado y no le he dicho que soy suya. Suya soy ahora y lo seré siempre, y sería yo muy vil si sólo con el pensamiento y si sólo por un leve instante quebrantase la fe que le tengo prometida. Todo esto estará muy bien. No vengo aquí a discutirlo contigo.
La buena Rita miró a don Manuel con asombro, y viendo tan cerrado su semblante y tan resuelta su actitud, tomó a la pequeña en sus brazos con blandura, y comenzó a cuidarla con sumisión y esmero. La niña no se mostró ingrata a esta solicitud, y desde el día de su llegada se hizo un puesto de amor en el palacio de Luzmela. ¿Cómo te llamas? le había preguntado Rita con mucha curiosidad.
Examinémoslo en el órden subjetivo y en el objetivo. ¿Qué nos ofrece la pesadez en cuanto sentida por nosotros? nada mas que esa afeccion, que llamamos peso, esto es, una presion en nuestros miembros. ¿Qué nos ofrece la pesadez objetivamente? la direccion de los cuerpos hácia un centro con tal ó cual velocidad, segun las circunstancias; en todo esto solo hallamos, ó un hecho puramente interno que es la sensacion ingrata de peso ó prision, ó puras relaciones de objetos extensos en el espacio y en el tiempo.
Habéis pasado miserias y trabajos durante muchos años, para poder pagar mis alimentos en las Descalzas Reales. Yo he sido una ingrata... No hablemos, no hablemos de eso; ya no tiene remedio. Sí que le tiene, y en eso estaba pensando. ¿En eso? Sí, en el remedio. Pienso despedirme del teatro. ¡Ah! Y dar ocasión al duque para que se despida de mí... ¡Ah! ¿Y con quién piensas quedarte?
Y pasaron los años cual todo pasa, y aquel amor inmenso que escondido llevo en el alma, parece que despierta con nueva llama cuando escucho las vagas armonías de la guitarra. Y la voz engañosa de aquella ingrata, y el murmullo del mar, que se dormia sobre la playa, y la emocion inmensa que me agitaba, todo me lo recuerdan los acordes de la guitarra. ¡Oh!
Palabra del Dia
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