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Actualizado: 17 de mayo de 2025
Esto me daba, naturalmente, mucha risa. ¡Vivir sin respirar, como los muertos! ¡Qué cosa más ridícula!... Y todo el día me estuve repitiendo: ¡El infame de Tucker tiene la culpa! todo el día, hasta que anocheció. Cuando anocheció, esta idea llegó a hacerse más dolorosa que nunca. Comprendí que debía ver a Tucker para enrostrarle su infamia... Por eso me vestí y salí a la calle.
Antes, si bien se mira, el mismo tener aquellos antiguos apellidos estos cristianos nuevos es glorioso blasón del propio nombre; pues estar en tales sujetos, es decir que ha más de doscientos cincuenta años, era ya de tal calidad su nobleza, que les sobraban créditos a sus dueños, para dorar toda la infamia del judaismo, que las aguas del bautismo limpiaban y sin que se pudiera recelar que de la equivocación del renombre se pudiera pegar algo a su antiquísima nobleza.
Era por aquel tiempo el marqués, sin ser derrochador, bastante libertino; pero no con aquel aristocrático libertinaje de los Lauzun y los Frousac, señoriles hasta en sus vicios, caballerescos hasta en la infamia, que sacudían de sí todo lo vulgar y grosero, con la misma elegante pulcritud con que sacudían el polvillo del perfumado tabaco de sus chorreras de encaje.
Entonces Miguel quiso con el ejemplo, ya que no pudo con las palabras, obligarles, y juzgando por grande afrenta no aventurar su vida por la de los suyos vuelto á los pocos que les seguían, les dijo: Ya llegó tiempo, compañeros y amigos, en que la muerte es mejor que la vida, y la vida mas cruel que la misma muerte. Muerase con reputacion, si se ha de vivir con infamia.
»Al fin, puse mis ojos en la carta, y tuve alientos para enterarme de todo su contenido. ¡Qué infamia! ¡Y yo dudaba poco antes que hubiera almas bastante viles para cometerlas tan grandes como aquella!
A él he llegado pasando por la rabia, por la locura... Ahora mismo, no hace mucho, cuando vi a ese diablo de hombre cometiendo una nueva infamia, sentí otra vez la debilidad de espíritu que creía vencida... me entraron ganas de pegarle un tiro, por librar a la humanidad de semejante monstruo... Pero después he sabido vencerme y he dicho: Mejor castiga una consecuencia lógica que un puñal.
Tampoco hablaré de expiación; esta es una palabra demasiado pomposa, detrás de la cual no se oculta ordinariamente sino una miserable mentira, una vana ilusión. ¿Cómo borrar la mancha que me ha mancillado? Se expía una falta trágica, se expía hasta un gran crimen; pero una infamia como la que yo he cometido, es un borrón del cual el alma no puede lavarse.
Una hora después de terminada la investigación llamé aparte al señor Leighton, y le dije: Como usted sabe, desde hace varios años he sido uno de los íntimos amigos de Blair, y, naturalmente, estoy muy interesado en saber qué razones ha tenido usted para sospechar que se ha cometido una infamia. Mis sospechas eran bien fundadas fue su contestación, algo enigmática. ¿En qué se fundaban?
El primo va a la casa todos los días, y la acecha cuando sale, para hacerse el encontradizo... Algunas tardes no parece por la tienda. ¿Tendrán citas? He aquí mi idea. Te juro que lo he de averiguar. Imposible que yo no lo averigüe. Aunque tuviera que perder mi colocación, aunque me quedara sin camisa que ponerme... ¡Qué infamia!
Si tras de lo uno ha de venir lo otro, que se queden ambos allá. Por mi parte, renuncio á ese legado de una civilizacion falsa y ruin, una civilizacion que merece este nombre, como merece el bandolero la calificacion de héroe. Venga el canto; venga la bella arte; vengan la moralidad y la instruccion de una cultura poderosa; la cultura del sentimiento; que no venga la infamia.
Palabra del Dia
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