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Actualizado: 9 de octubre de 2025
No me revolvía contra las adulaciones que, después de todo, no podían ya hacerme cambiar de opinión en ningún caso: las acogía como inocente expresión del juicio público en una época en que la abundancia de lo mediocre había tornado indulgente al gusto embotando el sentido acerado de las cosas superiores.
Necesito, además, escribir esta segunda carta para disculparme de no rasgar la primera; porque, después de la longánima docilidad con que se somete usted á mi censura, tal vez acerba, y me la paga en alabanzas, parece ruindad en mí el que mi censura se haga pública, y el que, siendo yo, por lo común, indulgente y hasta lisonjero con los extraños é indiferentes, me extreme por la severidad con usted, á quien cuento entre mis mejores amigos.
El señor Roussel no me ha dado más que buenos ejemplos, dijo dulcemente Mauricio, y confieso que si él me hubiera encontrado donde estaba hace un momento, hubiera sido, sin duda, menos indulgente que usted.... ¿Porque se trataba de mi sobrina? Porque se trataba de una señorita, á las cuales él me ha enseñado que se debe respetar infinitamente.
Yo en mi vejez, he aprendido a ser indulgente y ya experimentarás quizá algún día a tu costa que las más indomables voluntades se doblegan con el tiempo y que en el juego terrible de las pasiones el más fuerte no puede responder de sí mismo; el más orgulloso no puede decir: «Yo seré el mismo mañana.»
Martín los deja en plena libertad, y contempla esas locuras con la mirada benévola e indulgente de un padre. En el fondo, preferiría la calma de antes; pero son tan felices ellos, en su juventud y su inocencia, con los ojos brillantes y las mejillas encendidas, que sería un crimen turbar su alegría con observaciones molestas. Después de todo son unos niños.
¡Si siquiera su madre se hubiera mostrado indulgente! Pero no le perdonaba uno solo de los espárragos que se habían reservado en la primavera, ni tampoco el carruaje para sus paseos, en la época de la cosecha, cuando los caballos tienen tanto que hacer en los campos. «Quien no quiere escuchar debe padecer,» era su máxima predilecta, y él nada escuchaba ¡oh! absolutamente nada.
El Salvador del mundo admira á cuantos le oyen, con la divina hermosura de su moral, con el maravilloso raudal de sabiduría y de amor que fluye de sus labios augustos; los pueblos se agolpan para verle, y él pasa haciendo bien; afable con los pequeños, compasivo con los desgraciados, indulgente con los culpables, derrama á manos llenas los tesoros de su omnipotencia y de su amor; solo pronuncia palabras de dulzura y perdon: diríase que reserva el lenguaje de una indignacion santa y terrible para confundir á los hipócritas.
Sea por complacencia involuntaria de los días amables y añorados, sea por avaricia, no quise que aquella parte viviente de mi juventud fuera enteramente destruida. Me impuse la tarea de revolver aquel viejo repertorio de cosas infantiles y de sensaciones apenas despertadas. Fue una especie de confesión general indulgente, pero firme, sin ningún peligro para una conciencia que se juzga.
22 el cual también nos selló, y nos dio la prenda del Espíritu en nuestros corazones. 23 Mas yo llamo a Dios por testigo sobre mi alma, que hasta ahora no he venido a Corinto por ser indulgente con vosotros. 24 No que nos enseñoreemos de vuestra fe, aunque somos ayudadores de vuestro gozo; porque por la fe estáis en pie. 1 Esto he determinado en mí, no venir otra vez a vosotros con tristeza.
Veía en los bancos de enfrente el brillo irónico de unas gafas, el estremecimiento de una barba blanca sobre los brazos cruzados, como si una sonrisa bondadosa e indulgente saludase el desfile de tantos lugares comunes, mustios y descoloridos como flores de trapo. Pero Rafael no se intimidaba. Ya le faltaba poco para llegar a una hora de discurso.
Palabra del Dia
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