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Actualizado: 10 de mayo de 2025
Por fin, el señor Snell, el tabernero, hombre dispuesto a ser neutral y acostumbrado a permanecer alejado de las desinteligencias humanas, como inherentes a seres que tenían todos a igual título necesidad de beber, rompió el silencio diciéndole con tono indeciso a su primo el carnicero: ¿Hay gentes que dirían que es un lindo animal el que trajisteis ayer, Bob?
¡Ah! ¿hoy hay toros? ¿Mata el Cigarrero? ¡Ya lo creo!: después de quince años que no pisa la plaza de Madrid. A eso venía, a ver si quieres ir conmigo. Hombre dijo indeciso, no soy muy aficionado a los toros; pero el Cigarrero me ha sido simpático... ¿Me traes localidad? Te traigo la contrabarrera de un amigo que está enfermo.
Como si la maternidad aguzase su razón, la muchacha preguntábase si Isidro era tan grande como ella le había creído, si no faltaba algo esencial en aquel hombre sin voluntad para el trabajo, indeciso e inquieto, que en plena amenaza de miseria pasaba gran parte del día olvidado de su situación, charlando en el Ateneo y en los cafés del porvenir de la juventud, de la decadencia de «los viejos», de lo que debía ser el arte, anunciando a voces que pensaba escribir grandes cosas, pero sin fuerzas para coger la pluma, sin constancia para la labor.
No es eso precisamente respondió indeciso el diputado . Es que, por regla general, no me gustan los negocios en papel. Pero cuando el papel produce un veinte y se compra con un descuento de treinta... Bien, ¿y qué? Que con el cebo de ese interés extraordinario..., ¡figúrese usted! Sí; pero no veo yo garantías... ¿Qué más garantía que el favor del público?
Todo esto, por virtud de un arte o de un instinto que suelen tener las mujeres, quedó indeciso y como flotando en el aire, sin que el Vizconde, que no quería tampoco tocar por lo insistente en pesado, lograse conseguir una cita, sin calificarla de cita: una cita implícita, disimulada y vergonzante, que era lo que él ansiaba.
Una muralla gris avanzaba sobre él, devorando el azul del cielo y el verde amarillento del mar. La niebla envolvió al buque cuando entraba en la embocadura del estuario. Empezó a navegar con lentitud. Algunas veces parecía detenerse, como si fluctuase indeciso, no sabiendo qué dirección seguir, y poco después reanudaba la marcha.
Hundió la cabeza en el vientre abierto, levantando sobre sus cuernos, como un harapo flácido, la mísera carroña, que esparcía en torno entrañas sueltas y excrementos. Cayó en el suelo el cadáver, quedando casi doblado, y el toro fue alejándose con paso indeciso.
Hé aquí algunos datos sobre las fiebres reumáticas en el primer período, cuando el acónito puede disputar la indicacion á otros medicamentos. Desde los primeros síntomas de la invasion, cuando el diagnóstico está aun indeciso, el acónito está indicado.
Lo más peregrino es que aquella caballería, toda ignorancia y rudeza, tenía un notable instinto de la postura, sentía hondamente la facha del personaje, y sabía traducirla con el gesto y la expresión de su admirable rostro. Pero en aquella sazón, todo esto era futuro y sólo se presentaba a la mente embrutecida de Platón como presentimiento indeciso de glorias y bienandanza.
En cuanto a la madre era una esposa y una madre en la más elevada acepción de las dos palabras: ni matrona, ni jovenzuela; de pocos años, pero con una madurez y una dignidad perfectas apoyadas en el sentimiento bien comprendido de su doble papel; hermosos ojos en un rostro indeciso; mucha dulzura en su gesto mezclada con cierta expresión sombría, debida acaso al constante aislamiento; porte gentil y maneras elegantes.
Palabra del Dia
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