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Actualizado: 18 de octubre de 2025
Aquellas horas mortales de agonía recibiendo noticias contradictorias a cada instante, sin tomar alimento, con sólo algunas copas de ginebra en el cuerpo desde la mañana, le habían alterado hasta un punto indecible. Las piernas le flaqueaban y la vista se le obscurecía. Para llegar a su casa tuvo necesidad varias veces de apoyarse en las paredes.
Es indecible el desprecio que en tal instante le inspiraba el recinto de la famosa romería, donde no existe más verde que el de las botellas. Un hombre apareció por la parte exterior del coche, preguntándole: ¿Adónde va usted? A Lada. Bueno, entonces ya me dará usted el billete; no hay prisa... ¡Sr.
Era de una tonadillera conocida. Algunos meses antes la habían perseguido los dos, como rivales, pero inútilmente. Aquella generosa indiferencia de Muñoz sorprendió mucho; le creyeron atacado de neurastenia o de algo peor y le aconsejaron una temporada de campo. Y ahora sufría lo indecible.
Abajo, junto al agua, una casita blanca, con postigos grises, era el puesto de la Aduana. En medio de ese desierto, aquel edificio del Estado, con cifras como una gorra de uniforme, producía una impresión desagradable de indecible malestar. El pobre Palombo fue desembarcado allí. ¡Triste asilo para un enfermo!
Como los caballos marchaban dócilmente a pocos pasos delante del hombre, pudieron llegar juntos a la chacra del dueño del toro, siéndoles dado oir la conversación. Es evidente, por lo que de ello se desprende, que el hombre había sufrido lo indecible con el toro del polaco.
El piadoso Almirante consignó en el Diario que en la tarde del 11 de Octubre, víspera del hallazgo de la tierra deseada, habían cantado las tripulaciones á la oración, la Salve acostumbrada, y luego, en el momento supremo, cuando cayó de rodillas y con los ojos arrasados, la gorra en la mano, dió gracias al Altísimo, le imitó la gente entonando con indecible emoción Gloria in excelsis Deo; Te Deum laudamus...
Es indecible la complacencia con que estudio á las mujeres de Paris. No conozco la representacion de la mujer inglesa y rusa, y este es uno de los motivos porque más deseo visitar á Lóndres y San Petersburgo. Á una mujer debo toda mi vida, y natural parece desquitarme de semejante deuda, consagrándola una pequeña parte de aquella vida tan empeñada.
El idioma, por otra parte, tan distinto del nuestro en sus giros y locuciones, produce en aquellos labios frescos una impresión indecible.
Hasta que el matrimonio los unió con vínculo indisoluble, siempre se llamaron hermanos, y aun después de casados continuaron dándose a menudo este dulce nombre. »Te confieso, Ricardo, que el espectáculo de estos nobles y santos jóvenes me seduce hasta un grado indecible.
Iba a ser la esposa de Jesucristo y encerrarse para siempre entre cuatro paredes, pasando toda la vida en misterioso coloquio, cuyas dulzuras aun no había gustado por completo. Una gran curiosidad la dominaba, la irritaba en grado indecible.
Palabra del Dia
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