Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 16 de julio de 2025


Había tratado algo al anciano General, creía conocerlo y lo estimaba. No así Sarto, pero yo había aprendido ya que éste sólo estaba satisfecho cuando él mismo lo hacía todo, y que a menudo lo impulsaba, más que el deber, un sentimiento de rivalidad.

En tanto, parece que la Providencia nos favorecía, pues el viento, propicio a la marcha que llevábamos, impulsaba a nuestra fragata, y tras ella, conducido amorosamente, el navío se acercaba a Cádiz. Cinco leguas nos separaban del puerto. ¡Qué indecible satisfacción!

Tal era la situación de ambos contendientes, cuando el Bucentauro hizo señal de virar en redondo. Ustedes quizá no entiendan esto; pero les diré que consistía en variar diametralmente de rumbo, es decir, que si antes el viento impulsaba nuestros navíos por estribor, después de aquel movimiento nos daba por babor, de modo que marchábamos en dirección casi opuesta a la que antes teníamos.

Y digo error, aunque también podría decir culpa. Yo no dudo de la honradez de las intenciones de usted; pero su debilidad y la de ella, habrían hecho que, llegado el momento, cayeran en el olvido. El ardor del deseo impulsaba a usted a contraer un compromiso del que forzosamente se habría arrepentido después.

Sin duda era el orgullo y no el amor quien impulsaba a Fray Miguel; Fray Miguel no consiguió nada. Entonces apartó el sentido y distrajo la atención de todo lo creado, de cuanto se muestra en lo exterior a nuestros ojos o resuena en nuestros oídos.

No era pura galantería ó gratitud lo que le impulsaba á ello. Había también su parte de vanidad, porque Mercedes tenía novio, y éste, que era un mancebo casi imberbe, no mal parecido, llamado Gabino, andaba celoso, desesperado, desde que viera que su novia coqueteaba con Velázquez.

Por último, terminó diciendo que al declararse partidario incondicional de la leña, no le impulsaba ningún móvil bastardo, que no se hacía eco de ningún resentimiento particular, porque no cabían en su corazón tales miserias vergonzosas; hablaba solamente por el deseo generoso de mantener en el Ateneo el sello espiritual que siempre le había caracterizado.

Por la noche, Sagrario habló a su tío, admirando aquella energía que le impulsaba a aceptar toda clase de trabajos para no ser gravoso a la familia. Estaban en el claustro, apoyados en la balaustrada. Abajo, el jardín obscuro, con sus penachos negros y ondulantes; arriba, un cielo de verano, esfumado por la bruma calurosa, que empañaba el brillo de los astros.

María Antonia Fernández se sentía atraída hacia D. Jacinto por un afecto angelical y todo del espíritu, y se lisonjeaba además de que afecto no menos puro impulsaba a D. Jacinto a venir a visitarla. Sus pláticas eran edificantes y propendían a lo místico, pero María Antonia distaba mucho de caer ni de tropezar siquiera en el error de los alumbrados.

María estaba rodeada de una corte numerosa. Formaban parte de ella todos los extranjeros distinguidos que se hallaban a la sazón en la capital, y entre ellos había algunos notables por su mérito, otros por su categoría. ¿Qué motivos los impulsaba? Unos iban por darse tono, según la locución moderna. ¿Y qué es tono? Es una imitación servil de lo que otros hacen.

Palabra del Dia

buque

Otros Mirando