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Actualizado: 28 de junio de 2025
Si en la nave que hemos visto o imaginado ver va Fernando de Magallanes, yo dijo Morsamor me alegro con toda mi alma.
Es lo mismo... Quería decirte que él me hace ahora la impresión de un simple extraño, precisamente la impresión que yo había imaginado, cuando dijeron que volvía de Europa. ¿No te habrás sugestionado, entonces, con esa imaginación? El amor se relaciona tanto con nuestras ideas, con nuestras fantasías...
Pero, ¿cuál es el remedio que has imaginado? ¿Cuánto supones tú que pueden darme por ser sustituto de uno que no quiera ser soldado? Muy duro me parece el sacrificio. A mí también; pero no veo otro camino de salvación. ¿Cuánto crees que me darían? Agenciándolo bien, ¿qué sé yo? a lo sumo, cuatro o cinco mil reales.
Beatriz gimió sin poder esquivarse, mientras Ramiro sentía correr por su cuerpo sobrehumano deleite. ¡Al fin lograba la ansiada, la soñada caricia! ¡Era el beso de ella, el beso de Beatriz, tantas veces imaginado! Pero, de pronto, en medio de aquel loco transporte, un relámpago de razón brilló en su cerebro. La realidad acababa de herirle de súbito. Fue algo espantoso.
Dícele, además, que no califique los silbidos como signo de desagrado, sino, al contrario, como señal de la alegría de los espectadores, que recibieron á su comedia como se recibe á los toros en la plaza, aunque el autor, lleno de confianza en su habilidad para escribir, nunca habría imaginado que podrían escribirse tales comedias taurinas, destinadas á morir entre gritos, siseos y silbidos.
Yo admiro a esos demiurgos modernos del capitalismo que cuando fijan su atención en un desierto del mapa lo transforman desde su escritorio en unos cuantos años, y si alguna vez se dignan ir a él, encuentran ferrocarriles, ciudades, muchedumbres bien vestidas, y pueden decir: «Esto lo he hecho yo, esto es mi obra». Una satisfacción que envidio; un motivo de orgullo más verdadero que el haber imaginado un gran poema.
Un escritor francés, un poco irónico siempre que habla de amor, dice que la causa de que los enamorados no se fastidien de estar juntos consiste en que siempre están hablando de sí mismos. Luisa y Daniel, en el trascurso de su noviazgo, no lograron agotar el tema. Su adhesión espiritual superaba cuanto ha imaginado el más excelso poeta lírico.
Al decir esto, sintió la Benina que se renovaba en su mente la extraña confusión y mezcolanza de lo real y lo imaginado. «Yo no sé si bizca o no bizca la sobrina... prosiguió la guardesa ; pero sé que el D. Romualdo es de tierra de Guadalajara. Es verdad... Y ahora se ha ido a su pueblo... Por cierto que le proponen para Obispo, y habrá ido a traer los papeles».
Entre los muchos que se les presentan implorando compasión, llega también el Demonio transformado en mendigo, y entra en el hospital: ha imaginado esta astucia para pervertir al arrepentido Julián, y convencerlo de que jamás expiará su pecado, puesto que sus padres murieron sin hacer penitencia. Para confirmarlo en sus escrúpulos le presenta las almas de ambos, rodeadas de llamas infernales.
Pensando, pues, con sujeción a nuestros pobres recursos naturales, sin el auxilio de la fe o de una imaginación tan alta, que jamás hallará en ninguna lengua humana términos para expresar lo imaginado, es seguro que lo bueno y lo hermoso del todo, no mengua ni crece, no se deteriora ni se mejora.
Palabra del Dia
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