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Actualizado: 7 de octubre de 2025
El enamorado aprovecha estos momentos, en que se imagina que no lo observan, para declarar su amor á Julia; ésta desliza en su mano un anillo, y para la noche siguiente lo cita en el jardín.
Pensó que tal vez este profesor mentía por defender á su protegido, y dijo fríamente: ¿Qué interés puede tener el gobierno en suprimir al Hombre-Montaña? El interés de servir á Momaren contestó Flimnap . El Padre de los Maestros quiere vengarse del Gentleman-Montaña, no solamente por lo ocurrido en su fiesta, sino también porque se imagina que el gigante protege á uno de sus mayores enemigos.
Imagina el efecto de esa hija que le cae de improviso como una revelación que va a divertir, y casi a escandalizar, a sus respetables colegas de la Academia... ¿Cómo va a salir de la aventura? Es verdad que existe el convento... hasta que se case, dice él... ¿Quién sabe? Quizá hasta la muerte... Si la mete allí, allí se quedará. Máximo a su hermano. 2 de julio de 190...
Imagina tú, ¿cómo he de poder yo casarme con ese sobrino del general, estando perdidamente enamorada de otro?
No digo más que la verdad. ¡Si creerán que es plato de gusto estar pensando en si baja o si sube el papel, escribir cartas y endosos y andar camino del Banco! Imagino yo, Pepa manifestó el general con sonrisa galante que por más que diga, usted tiene afición a los negocios. ¿Imagina usted? ¡Qué raro!
Como lleva un apellido tan conocido y es además tan rico, pues... claro... no se imagina que alguien pueda decirle que no, y mucho menos yo, que en apellido le puedo igualar, pero en plata... El apellido, hijita, vale cuando se sabe elevarlo. El que no sabe abrillantarlo, o, por lo menos, mantener su brillo, valdría más que no lo hubiera heredado.
Se imagina á los que pueblan esta gota celeste perdida en el espacio. Deben ser de esencia más pura que la nuestra, limpios completamente de un pasado de animalidad originaria, seres etéreos como los ángeles de todas las religiones. Después sonríe con amargura. Otra estrella brilla en el cielo, más hermosa y más grande que ésta.
Salomón y Crishna veían, oían y tocaban a sus bellas y enamoradas amigas, pero este poeta ni toca, ni ve, ni oye a la suya, si no se la imagina con indecisa vaguedad, y de tal suerte, que lo mismo puede vivir en este planeta que en otro remotísimo, y lo mismo puede ser nuestra contemporánea, que haber nacido hace cuarenta siglos o que estar aguardando aún otros cuarenta, en el mundo de las ideas, antes de que llegue el día de su encarnación y de su aparición entre los seres de nuestra casta.
Mire a esas gentes que tenemos a nuestros pies. Van en busca del dinero de un extremo a otro del globo. ¿Y cree usted que no sueñan? ¿Se imagina usted que en su peregrinación hacia el pan no hay mucho de ilusión, de idealismo?... Ojeda movió la cabeza afirmativamente.
Su objeto es aniquilar la prueba de su complicidad, y teneros sometido a sus pies, como un instrumento impotente; a fin de pretender que ella no ha sabido nunca nada, si el secreto de la substitución llega a descubrirse algún día. ¿Y se imagina que substraerá el documento que contiene esa caja? Mañana tenéis que hacer un viaje y permaneceréis ausente hasta el día siguiente.
Palabra del Dia
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