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Actualizado: 27 de junio de 2025


El hace una seña. ¿Mucho?... Di, ¿mucho? ¡Mucho! Ella respira profundamente; después ríe, ríe satisfecha. La bella molinera causa sensación en la multitud. Los propietarios forasteros se detienen a contemplarla; los burgueses se dan con el codo a hurtadillas; los jóvenes de la aldea la saludan con cortedad. A su aparición se oye un prolongado murmullo en los grupos.

Así, por ejemplo, tras de parecerle una herejía haber creído posible trocar por el limbo insulso de su pasado, el dulce presente con todas las contrariedades y amargores que necesariamente había de traerle aparejado, le sonrojaba de pronto la idea mezquina de verse allí, tan cerca de Nieves, vestido como un ganapán... quizá en el mismo instante en que Nieves, mirándole a hurtadillas, le veía mucho más hombre y más apuesto que nunca, con aquellos limpios, holgados y simples atavíos.

Me pareció que la señorita Margarita al oir esta declaración magnánima, me lanzaba á hurtadillas una expresiva mirada, como para decirme: ¡Vea que á mi alrededor no es tan raro el sacrificio! Luego respondió al señor de Bevallan: ¡Por Dios, no haga locuras, el agua es muy profunda! Hay un verdadero peligro. Eso me es absolutamente indiferente contestó el señor de Bevallan.

Sus picardías no eran trastadas de chica, sino verdaderas crueldades: el pan qué yo guardaba por si tenía hambre entre horas, me lo quitaba y se lo echaba a los cerdos; a hurtadillas, cargaba el puchero de sal para que luego me regañasen; lo menos que hacía era decirme palabras feas, todo el repertorio que oía a los carreteros, y escupirme a la cara, sin que los Pelusos, ni la mujer ni el marido, pusieran correctivo a sus infamias.

Mis miradas se apartaron del niño y a hurtadillas se fijaron en el padre. Este había juntado las manos y contemplaba con piadosa atención a esa pequeña criatura humana. Una sonrisa indecisa, que expresaba tanto el embarazo como el júbilo, vagaba por sus labios. Sólo en ese momento pude observarlo a mis anchas.

De rato en rato y a hurtadillas, yo echaba una miradita a Pablo. Miraba a Blanca con una expresión tal, que me daban ganas de estrangularla. ¡Qué aire de idiota tiene! decíame yo, mirándola así, con los ojazos fijos y casi atontados. ¡!; pero si yo estuviera en el lugar de Blanca, y me contemplara del mismo modo, lo encontraría encantador y más lindo que nunca! ¡Oh, inconsecuencia humana!

Su emoción fue grandísima, porque indudablemente Carola decía verdad. ¿Cómo había él de dudar, sabiendo por experiencia, o mejor dicho por falta de ella, que no había logrado de Mariquita sino algunos besos y apretujones a hurtadillas? En seguida se dio a recordar pormenores e incidentes que confirmaron sus sospechas. No cabía duda. : todo fue comedia.

Entonces lanza una mirada recelosa a Gertrudis, que estatua viva de la inocencia, canturrea melancólicamente la tonada: En un fresco valle. Sin embargo, entretanto fabrica a hurtadillas las bolitas de pan que le sirven de proyectiles. Juan reprime un acceso de risa y coge disimuladamente una rama de viña, de la que penden todavía algunos racimos secos del año anterior.

Cuando la aldeana fijaba en él sus ojos azules, anegados en caliente humedad, el capellán experimentaba malestar violento, comparable sólo al que le causaban los de Primitivo, que a menudo sorprendía clavados a hurtadillas en su rostro. Ignorando en qué fundar sus recelos, creía Julián que meditaban alguna asechanza.

Y como el castigado hiciese ademán de responder presentando alguna excusa, añadió el P. Prior: Sean cuarenta los días de reclusión y ayuno. Y hora tras hora se cumplió íntegra la sentencia; y como un hermano llevase á hurtadillas al castigado algo más sustancioso que pan y agua, el P. Prior, que era un Argos, lo supo y le recetó otro mes de igual penitencia.

Palabra del Dia

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