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Actualizado: 26 de junio de 2025
Terrible fue la afrenta; pero D. Alonso la sufrió con paciencia magnánima, reservando su valor para más patrióticos y altos empeños, según supo mostrarlo en el resto de su vida y en su muy gloriosa y trágica muerte. La soledad y la monotonía de la existencia de la alcaidesa no habían tenido la menor alteración a pesar de una extraña novedad que había en el castillo desde hacía una semana.
Otros muchos miembros de aquella juventud magnánima experimentaron desperfectos de consideración en su economía, unos por el influjo de los sables, los más por las caídas y los choques que resultaron de la desbandada. La victoria no fue, sin embargo, gratuita para los agentes del gobierno. Aparte del fracaso del tricornio del teniente y de algunas contusiones de sus subordinados, el poder constituido sufrió un importante revés en la persona de uno de sus más antiguos representantes, en la persona de
Orgullosos de tal prerrogativa, manoteaban sin cesar y derrochaban su ingenio para entretener a la magnánima señora y a las tres o cuatro amigas que tomaban parte en la conversación. El torrente de fusas y semifusas que salía del piano colocado en un ángulo del salón llenaba su recinto y apagaba enteramente el cuchicheo de las conversaciones.
Extraña es también la completa y espantosa miseria hasta donde el autor conduce a su heroína, dotándola para ello de generosidad tan magnánima, que no puede menos de confundirse un poco con la simpleza hasta en el pensamiento de las personas más novelescas y despreciadoras de los intereses materiales.
Sin embargo, íbamos casi solos..... Los españoles tenemos pocos asuntos fuera de casa, y los que tenemos no nos interesan hasta el extremo de hacernos emprender largos viajes. Nuestra filosofía moruna, ascética, ó como queráis llamarla, da de sí esta magnánima indiferencia, tan deplorada por economistas y políticos, y tan aplaudida por otra clase de pensadores que miran las cosas desde más alto.
Me pareció que la señorita Margarita al oir esta declaración magnánima, me lanzaba á hurtadillas una expresiva mirada, como para decirme: ¡Vea que á mi alrededor no es tan raro el sacrificio! Luego respondió al señor de Bevallan: ¡Por Dios, no haga locuras, el agua es muy profunda! Hay un verdadero peligro. Eso me es absolutamente indiferente contestó el señor de Bevallan.
Al alejarse Antoñita después de una de esas visitas que hacía a Magdalena, Amaury, que acompañaba a ésta, le dijo: Ya que eres tan magnánima, ¿no te parece, Magdalena, que para que la reparación sea completa debo bailar con tu prima? ¡Naturalmente! respondió Magdalena. No había pensado en eso y se resentiría ella... ¡Cómo! ¿Que se resentiría? ¡Claro está!
Los cincuenta guerreros de Fresnedo, Meloneras y Navaliego, al oir aquella señal, surgieron de improviso del bosque donde se hallaban ocultos y cayeron como buitres hambrientos lanzando gritos horrísonos sobre los mozos de Condado y Lorío. ¿Quién pudiera resistir el ímpetu de aquella juventud magnánima?
Esas chicas acabarán por arañarse. No, porque la Dorotea es magnánima; ¡como siempre vence! Dejémonos de mujeres, señores, y vamos á lo que importa dijo el alférez, que reventaba por soltar sus noticias. Sí, sí; seguid. Decíamos que las tales estocadas habían venido de lo alto, según todos los indicios. Pues bien, hay más. Ha entrado el rasero, señores. ¡El rasero!...
El amor de Eduardo á la bella Condesa llena sólo su acto primero. Esta mujer enérgica se da trazas de proteger su honor, tomando una resolución varonil, y obligar al Rey á volver de nuevo á su heróica y magnánima senda, llenando la segunda mitad del drama las hazañas ejecutadas por el Monarca, después de vencer su pasión.
Palabra del Dia
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