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Actualizado: 27 de junio de 2025
El hijo del brigadier, al principio no encontró de su gusto este cambio; prefería la celda formada con biombos en el salón, donde a hurtadillas del inspector, recorría las camas tirando de los pies a los compañeros o «haciéndoles carteras con las sábanas.» Después se halló mucho mejor, cuando el capellán comenzó a tratarle con cierta familiaridad de amigo más que de profesor.
Verdad es que aquellos seres no tenían derecho al dictado de dioses; maldecidos por la iglesia, se transformaban en diablos, en demonios maléficos, ó tolerados por ella, se convertían en genios tutelares, dioses de contrabando, invocados únicamente á hurtadillas.
Así, cuando se escabullía de la sala de estudio para ir a fumar un cigarro a hurtadillas, decía: Eo in chupatorium, procul negotiis. El chupatorio era un rinconcillo del claustro alto, que daba al patio, y recibió este nombre por ser lugar a propósito para echar una fumada sin ser visto de los Padres.
Mi rostro no tiene ni el desmesurado largo, ni la anchura ridícula que se atribuye a la cara de los enanos y en general a la de todos los seres diformes, y la finura y delicadeza de mis extremidades pueden ser codiciados por más de una hermosa dama. Sin embargo, lo exiguo de mi tamaño me ha hecho verter a hurtadillas bastantes lágrimas.
Conmovido también Ratón Pérez, se enjugó á hurtadillas una lágrima con la pata, y procuró calmar el dolor del rey Buby, enseñándole la brillante monedita de oro que iba á poner bajo la almohada de Gilito, en cambio de su primer diente. Despertó en esto la madre de Gilito, é incorporóse en el lecho, contemplando al niño dormido.
Todos la miraron con insistencia y creyó notar en sus ojos cierta curiosidad burlona. Vio que a hurtadillas el vizconde de las Llanas apretaba la mano del pintor como si le diese la enhorabuena. Bruscamente se despidió. ¡Tan pronto! exclamó la condesa. En vano la suplicaron que se quedara otro ratito. Resueltamente se iba. Se sentía sofocada, con un deseo irresistible de salir de aquella casa.
Era una estupidez que persona de tal mérito tuviera que esconder su buena ropa, ponérsela a hurtadillas e inventar mil mentiras para justificar el uso de diversas prendas que parecían ajustadas a su hermoso cuerpo por los mismos ángeles de la moda.
No habrá palabras, no habrá nada que pueda desvanecer el juicio que se forma al ver á un hombre que penetra á hurtadillas en la casa en que una joven está sola, y mucho más cuando estos juicios están formados después de antecedentes muy claros. Yo no he venido aquí á que usted me explique nada. No tengo duda, sino certidumbre, de la infamia que usted ha cometido.
El ruido de pasos se dejó oír más. De un salto me paré... Roberto vino, se sentó al borde de la cama; con la mano enjugó el sudor que cubría la frente de Marta, e hizo deslizar los cabellos de ésta por entre sus dedos. Yo lo observaba de reojo y a hurtadillas. Apenas osaba respirar.
Es un amigo... Un amigo, ¡pues!... que lo distingo de los demás... que le tengo cierta simpatía... ¡Vaya por el amigo! exclamó bondadosamente el confesor. Y este amigo te escribe cartitas y tú las contestas á hurtadillas de mamá. No digas que no: no mientas... ¿Callas?
Palabra del Dia
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