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Actualizado: 5 de julio de 2025


Algunas singulares alegorías explican después esto con toda claridad. Más acabada es la Comedia del Viudo, linda miniatura, en la cual figura la invención, después muy manoseada, de un príncipe que por amor se disfraza con vestidos humildes, y entra á servir á los padres de su amada.

No era posible que en Cuba se ignorara quién fue Martí, cuál fue su obra y cuál su representación entre nosotros. Desde los más humildes desde el punto de vista de la inteligencia hasta los que pueden decirse próceres de esa inteligencia, muchos han hablado entre nosotros de aquel que por antonomasia se ha llamado el Maestro.

Examinemos, no obstante, con una escrupulosa atención lo que esa sagrada milicia pueda tener de chocante para los sabios de nuestro siglo, y por qué crímenes los humildes cenobitas se han atraído esa animadversión furiosa, única en los anales del fanatismo.

Por consiguiente, el organista hacía muy bien en declarar dignos del templo aquellos aires humildes, con que solía alegrarse el pueblo y que cantaban las vetustenses en sus bailes bulliciosos a cielo abierto.

La humildad existirá acaso con relación al Omnipotente, mas para todo lo que hay, y no es Dios, no entiendo yo qué humildad cabe en la firme esperanza de que Dios ha de ayudarnos á fin de que se logre y se cumpla lo que queremos. Partiendo de las anteriores consideraciones, entiendo yo que el autor de que hablo acusa con poca razón á los jesuítas de no ser humildes, sino orgullosos.

Un día, en Evian, la había acompañado a una capilla donde se celebraba una fiesta que atraía a los creyentes desde los lugares más lejanos, y él también había inclinado la descreída frente, lo mismo que todos aquellos seres humildes, pero no tanto para seguir el ejemplo de los fieles, como para ocultar el llanto que le cegaba.

Aquella fe que en otro tiempo provocaba sus burlas le parecía ahora algo superior. ¡No poder conocer la resignación de las almas humildes!... Persistía en ella la incredulidad de sus tiempos dichosos. Los que gozan las dulzuras de la existencia no se acuerdan de la muerte ni piensan en lo que pueda haber después de ella.

Si paras la atencion en las humildes fábricas que de trecho en trecho despuntan, unas con torres, otras sin ellas, asomando sobre las techumbres circunvecinas sus denegridas fachaditas angulares, cuál con un santo en su vértice, cuál con una simple cornisilla de canes, cuál entre dos robustos estribos, pero todas con su gran claraboya como el ojo único de los cíclopes, facilmente reconocerás, aunque algo disfrazadas, algunas de las basílicas mozárabes de que te he hablado en el anterior capítulo.

El joven viajero recibió descubierto y reverente la bendición del hospitalario, lleno de admiración por aquella famosa orden, sin saber que á la sazón había adquirido ya gran parte de las cuantiosas riquezas de los templarios y que los un tiempo humildes y desinteresados caballeros de San Juan preferían ya las comodidades de sus palacios á las aventuras y peligros de la campaña contra los infieles del Oriente.

Su idea del amor, unido al deber, de la vida santa y respetable del hogar, y de todo lo bello que pueda encerrarse en dos existencias humildes y honradas, queda para siempre en el más puro de los idilios, en su poema Hermann y Dorotea, donde nos dejó asimismo la expresión sincera de su amor a la patria alemana, duramente humillada entonces por las conquistas napoleónicas.

Palabra del Dia

chapuzones

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