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Actualizado: 6 de mayo de 2025


5 porque él puso su alma en su palma, e hirió al filisteo, y el SE

La resolución adoptada por Pepe de ir a trabajar con Millán, hirió dolorosamente el ánimo de don José: pero hubiera sido difícil precisar qué impresión le hizo más mella, si el dolor de ver a su hijo llevado a tal extremo, o el orgullo de considerarle tan fuerte ante la adversidad. Las lágrimas de ternura se secaron pronto en sus ojos: el engreimiento no se le borró del alma.

No hay de qué. ¿Por qué me buscas la lengua? Porque me gusta. Ya lo sabes. La dama alzó los hombros, hizo un mohín de desdén, y pugnando por no reir se dirigió a la condesa de Cotorraso que en aquel instante pasaba cerca. Raimundo los había contemplado mientras hablaron. El tono confidencial en que lo hicieron le hirió. Permaneció un instante inmóvil.

La originalidad del caso está en que con toda su afición a las faldas, y sus profundos conocimientos de estética aplicada, no se refería de Borrén la más insignificante historieta. Viviendo siempre en una atmósfera fuertemente cargada de electricidad amorosa, nunca le hirió la chispa. Practicaba, en materia de amoríos, el más puro y desinteresado otroísmo.

1 Después de estas cosas aconteció que David hirió a los filisteos, y los humilló; y tomó a Gat y a sus villas de mano de los filisteos. 2 También hirió a Moab; y los moabitas fueron siervos de David trayéndole presentes. 3 Asimismo hirió David a Hadad-ezer rey de Soba, en Hamat, yendo él a asegurar su dominio al río Eufrates.

La esposa infiel dio un grito y desplomándose cayó a sus pies sin sentido. Aquel recibimiento inesperado la hirió como un rayo. Don Germán se apresuró a levantarla, la colocó sobre un sofá y con una toalla mojada roció sus sienes. Luego le hizo oler un frasco de esencia. Elena tardó poco en abrir los ojos.

Los entierran; dicen que la cura no ha alcanzado, y que los médicos no la entendieron. Pero la puñalada hipócrita alcanzó e hirió el corazón. acaso eres de esos criminales, y hay un acusador dentro de ti; y ese frac elegante y esa media de seda, y ese chaleco de tisú de oro que yo te he visto, son tus armas maldecidas. Silencio, hombre borracho. No; has de oír al vino, una vez que habla.

Con rudo golpe mi contraria suerte me hirió, cuando en el cielo me creía; el dulce idilio interrumpió la muerte... ¡y nadie compartió la pena mía! Por su belleza y su bondad vencido, aún vive su recuerdo en mi memoria, mas mi ventura para siempre ha huído desde que el ángel retornó a la gloria.

Con las lanzas y adargas se ha de hacer esta batalla de cinco a uno, porque es cosa nueva. ESPIN. ¿Qué hay, Peralta? PER. Aquí me hirió. ALVAR. ¡A él, que me ha herido a ! PER. ¡Bravo esfuerzo! NU

9 Y el aljibe en que echó Ismael todos los cuerpos de los varones que hirió por causa de Gedalías, era el mismo que había hecho el rey Asa por causa de Baasa, rey de Israel; lo llenó de muertos Ismael, hijo de Netanías. Los llevó, pues, cautivos Ismael hijo de Netanías, y se fue para pasarse a los hijos de Amón.

Palabra del Dia

hociquea

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