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Actualizado: 3 de junio de 2025


Esta hembra es de revólver.» Y pegó como si su enemigo fuese un hombre, sin vacilación, sin misericordia, concentrando en el puño toda su alma. El odio que sentía y el recuerdo de los medios agresivos de la alemana le hicieron iniciar un segundo golpe, temiendo un ataque de ella, queriendo repelerlo antes de que lo realizase... Pero quedó con el brazo en alto. ¡Ay!...

Era la Patria, la Justicia, la República, contemplando con sus ojos vagos y sin pupila á la hembra de carne y hueso que empezaba á temblar, dándose cuenta de su situación. ¡Yo no quiero morir!... gritó de pronto, abandonando sus seducciones, pasando á ser una pobre criatura enloquecida por el miedo . ¡Yo soy inocente!

No crea usted que era una de esas mujerzuelas borrachas y embrutecidas, que es el papel que en las novelas se reserva siempre a la hembra del verdugo. Era una moza de mi pueblo, con la que casé al volver del servicio. Tuvimos un hijo y una hija; pan poco, miseria mucha, y ¿qué quiere usted? la juventud y cierta brutalidad de carácter me llevaron al oficio.

Dormía Rosalindo en una pieza grande con siete compañeros más, pero aquella hembra dolorosa, como venía del otro mundo y todos los seres de allá dan poca importancia á las preocupaciones morales de la tierra, se metió entre tantos hombres, sin vacilación, permaneciendo erguida junto á la cama de Ovejero.

Supone que la mujer, por lo mismo que su belleza es tan delicada, no se cría naturalmente. Lo único que se cría es la hembra del hombre. La verdadera mujer es producto artificial, que resulta de grande esmero y cuidado y de exquisito y alambicado cultivo.

Precisamente hase observado en el caracol la sensación que experimenta, después de penosas investigaciones de amor, al encontrarse con el objeto amado. Macho y hembra, con una gracia conmovedora, ondulando sus pescuezos de cisne, se prodigan mutuas caricias. ¿Y quién afirma esto? El severo, el muy verídico Blainville.

Además del opio y los gallos, una de las diversiones más concurridas es la lucha de los carabaos, que llevan á efecto colocando dos machos junto á una hembra, y teniéndolos sujetos hasta el momento del celo, llegado el cual los sueltan.

El indio los persigue con encarnizamiento por los grandes destrozos que hacen en los sembrados; cuando la hembra está criando, lleva siempre al hijuelo agarrado en forma de faja en la región abdominal; si se coge la madre, se aprieta el pequeñín de tal modo á ella que cuesta trabajo separarle. El caguag.

A ningún cristiano le gusta pasarse el día en el monte comiendo frío y llegar a casa y no encontrar bocado caliente; ¡pero si esa mala hembra no tuviese otras mañas...! ¿No la ha visto usted? ¿No la ha visto usted todo el día, allá en Naya, bailoteando como una descosida, sin vergüenza? ¿No la ha encontrado usted a la vuelta, bien acompañada? ¡Ah!... ¿Usted cree que se vienen solitas las mozas de su calaña? ¡Ja, ja!

Los atenienses, sin dinero, sin esperanzas y con una hembra amada a quien sostener, de seguro que lo habrían visto todo gris, aunque cabrillease el sol de los poetas en las aguas del Pireo, aunque brillasen con divina sonrisa los mármoles del Partenón y las aulétridas se pasaran el día soplando en sus dulces flautas. La miseria era un endriago de invencible fealdad.

Palabra del Dia

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