Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 13 de mayo de 2025


En fin, ya hablaremos de eso... Déjalo a mi cuidado concluyó diciendo ella. Y él se lo dejaba de muy buena gana, fiando de su imaginación inagotable, de su voluntad y su audacia. Cuando se cansaron de hablar de lo porvenir volvieron los ojos al presente. Era necesario bautizar la niña. Habían resuelto que fuese al día siguiente. Ya hemos convenido en que la madrina fuese yo y el padrino .

Y conste que no soy feminista. Pero de esto hablaremos otro día. Decía que mis mayores delectaciones están en la lectura. Mis autores predilectos son aquellos escritores mixtos de poetas y filósofos, en quienes existe cierta armonía y un ponderado equilibrio entre las emociones del corazón y el vuelo de la mente.

Luego, como si temiese perder la serenidad y decir demasiado, se apresuró a separarse de Fernando. No se podía hablar con él: siempre pidiendo lo mismo. Se retiraba al camarote. Era demasiado atrevido en sus palabras, y había que cortar la conversación. A la noche hablaremos, si es usted más juicioso... Por allí viene su amigo; ya tiene compañía... No ponga usted esa cara tan triste.

¡Bravo! ¡bravo! exclamaron los oficiales á una voz, prorrumpiendo en alegres exclamaciones. ¡Se beberá vino del país! ¡Y cantaremos una canción de Ronsard! ¡Y hablaremos de mujeres, á propósito de la dama del anfitrión! Conque... ¡hasta la noche! Hasta la noche.

Después hablaremos de estas rociadas, amigo Cornias... ¡Buena cabezada! Gracias que dimos en blando... La arribada ahora... Dos tablas, y sin carnero a bordo... ¡y qué andar, carape!

«Esto pasará se dijo Fernando . Un capricho... tal vez cierto rubor; miedo de verme otra vez. A la tarde o a la noche hablaremos, y como si no hubiese ocurrido nadaArriba, en la cubierta de paseo, vio a la gente agolpada sobre una borda de estribor, mirando al mar. Una tromba: una tromba de agua en el horizonte. Miró como los otros, pero sin ver nada extraordinario.

Ruborizóse ella otro poco, retiró la mano y la puso suavemente sobre el brazo del caballero al tiempo que murmuraba, mostrándole una de las ventanas. Venga usted, hablaremos con más libertad en el jardín... Y a través de las avenidas asoleadas le condujo hasta el centro del parque.

Por el camino hablaremos; quiero que V. conozca bien a esa mujer, psicológicamente, como dicen los pedantes de ahora; es una gran mujer, un ángel de bondad como le tengo dicho; un ángel que no merece un feo. Pero, si no hubo feo.... Yo le explicaré a V.... Yo no sabía.... Y hablaban en voz baja, porque ya iban andando por la nave Sur de la catedral, dirigiéndose a la puerta.

CUESTA. ¿Y no podrá decirme... a , que...? ELECTRA. ¡Ay, no! CUESTA. Por Dios, tenga usted confianza conmigo. ELECTRA. Ahora no puedo. Tengo que vestirme. CUESTA. Bueno: ya hablaremos. CUESTA. Vístase usted... y mañana... ELECTRA. , mañana. Adiós. Quiero darle otro besito. Cuesta la sigue con la vista. CUESTA, DON URBANO, EVARISTA; después ELECTRA. Perdone usted el plantón, Leonardo.

Iba a continuar, pero el lamentable estado de abatimiento en que me vio le desarmó, sin duda, y le impulsó a diferir sus explicaciones. Pero, en fin, de eso ya hablaremos dijo tan sólo. Luego sacó el reloj y como viese que eran ya cerca de las ocho, añadió: ¡Eh, Domingo, vamos al colegio! Es lo más prudente que podemos hacer.

Palabra del Dia

commiserit

Otros Mirando