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Actualizado: 25 de julio de 2025


11 Porque así ha dicho Amós: Jeroboam morirá a cuchillo, e Israel pasará de su tierra en cautiverio. 12 Y Amasías dijo a Amós: Vidente, vete, y huye a tierra de Judá, y come allá tu pan, y profetiza allá; 13 y no profetices más en Bet-el, porque es santuario del rey, y cabecera del reino.

Su rebaño no bien aclimatado, Fué por ardiente fuego devorado: Al resplandor de rojas llamaradas Se alzan las vacas, y huyen espantadas, Y el toro mujidor, despavorido, Huye y deja al ternero desvalido. Pero la oveja del incendio al brillo, No abandona á su débil corderillo, Y en el círculo ardiente y chispeante Busca á sus compañeras anhelante!

Por ellos supe tu llegada continuó . Te espían, aguardan un momento favorable. ¿Quién sabe si te habrán seguido hasta aquí?... ¡Ulises, huye; tu vida está amenazada seriamente! El capitán volvió á levantar los hombros con expresión de desprecio. ¡Huye, te repito!... Y si puedes, si te inspiro un poco de compasión, si no te soy completamente indiferente... ¡llévame contigo!

El plan se realiza. Déjase Psiquis seducir de sus enemigos, anticipándose á la eternidad, y temiendo en vez de creer. En la ocasión primera, en que intenta levantar el velo del Amor, es retirada por la Fe; en la segunda huye de sus brazos el divino amante, y se precipita en un insondable abismo.

Cuestión de pocos días. En el pueblo, hija mía, los procedimientos son breves. Ya ves cómo se matan. Pues lo mismo es el amor. Un día le dije: «Si quieres probarme que me quieres, huye de tu casa conmigo». Yo pensé que me iba a decir que no. Pensaste mal... sobre todo si en su casa había... leña. La respuesta fue coger el mantón, y decirme vamos. No podía salir por la Cava.

No sólo dejaban el trabajo, sino que pasaban aviso á todos sus paisanos para que huyesen de ganar un jornal en los campos de Barret, como quien huye del diablo. Los dueños de las tierras pidieron protección hasta en los papeles públicos. Y parejas de la Guardia civil fueron á correr la huerta, á apostarse en los caminos, á sorprender gestos y conversaciones, siempre sin éxito.

En tales cuadros la vida resulta amable y digna de ser vivida, por áspera y brava que parezca. Y el mar, inmenso coro de esta humilde tragedia, parece asociarse al esfuerzo de sus domadores, entonando con ritmo pausado y solemne el himno de la paz de la conciencia, que huye del agosto del Berrugo y calienta la puchera del Lebrato.

Con todo, el oso á veces huye, rehusa el combate, creyendo á su contrario más feroz y más hambriento que él. El hombre con hambre es terrible. Sin otra arma que una espina de pez, persigue al enorme animal; empero hubiera perecido cien veces á no tener otro alimento que ese compañero terrible. El poder vivir le costó un crimen.

Y lo mesmo confirmará otro ejemplo: está uno vuelto de espaldas, llega otro y dale de palos, y en dándoselos huye y no espera, y el otro le sigue y no alcanza; este que recibió los palos, recibió agravio, mas no afrenta, porque la afrenta ha de ser sustentada.

Apenas está el fuerte fabricado, Y las paredes del no medio hechas Estaban, cuando el campo se ha quajado De los indios, que vienen por sus trechas, Gran grita y alarido han levantado, El aire y tierra cubren con las flechas. La guerra fué sangrienta y bien reñida, Mas huye, al fin, el indio de vencida.

Palabra del Dia

malignas

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