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Algunas objeciones les opusieron los padres graves de Guadalupe, alegando que los Hermanos de la pobre vida carecían de las fincas ó elementos necesarios para sostener con decoro la elevada Orden Jerónima; pero Juan de Robledillo y Andrés de Plasencia acudieron á su protector Garci-Álvarez, que por entonces residía en Oropesa, el cual montó en seguida á caballo y se presentó ante el Capítulo de Guadalupe, haciendo suya la solicitud de los anacoretas de Yuste.

Después de una larga travesía de quince días, avistamos las pintorescas costas de la Guadalupe y el vapor arroja el ancla en la bahía de la Pointe-

Su conducta durante la vida azarosa de marchas y campamentos contribuyó á aumentar su fama. Guadalupe tenía mal carácter. Muchas veces, al rozarse su automóvil con el de alguna generala igualmente cargado de colchones, sacos de ropa sucia, cuadrúpedos, aves y numerosos chiquillos , empezaban á insultarse ambas damas por si la una pretendía cortar el paso á la otra.

El drama religioso, titulado La Virgen de Guadalupe, contiene, á la verdad, algunos rasgos bellos y poéticos, pero desaparecen ante las innumerables faltas de regularidad y de buen gusto que lo llenan.

Item, se advierte que si algun poeta quisiere dar á la estampa algun libro que él huviere compuesto, no se á entender que por dirigirle á algun Monarca, el tal libro ha de ser estimado, porque si él no es bueno, no le adobará la direccion, aunque sea hecha al prior de Guadalupe.

Dentro iba Guadalupe y toda su casa: un lío de colchones, dos sacos para la ropa sucia, una criadita mestiza que se sentaba á sus pies, tres gatos y un perro en la banqueta, junto á la señora, y un loro que se paseaba por la capota recogida, sirviendo de remate trasero á este vehículo triunfal. Todos los automóviles ignoraban la limpieza desde muchos meses.

Engañar á quien engaña. Tomo CXXXI, que contiene: Los bandos de Sena: págs. 114-138. Querer más y sufrir menos. Nardo Antonio Vandolero: págs. 235-254. El engaño en la verdad. El príncipe despeñado. Las sierras de Guadalupe. Amar como se ha de amar: representóla Suárez. El nacimiento del Alba. Se comprende sin esfuerzo que mi presunción se refiere á las piezas, cuya paginación he indicado.

Al entablarse el combate, las «soldaderas» y sus enjambres de chiquillos se retiraban á retaguardia. Otras veces, si el momento era angustioso, la hembra se mezclaba en la pelea para sostener al compañero herido y seguir tirando con su fusil. Guadalupe vivió así; hizo marchas interminables á pie ó á la grupa del caballo de su hombre.

La fiesta fué celebrada debidamente, y tanto el Obispo como los amigos que acudieron a nuestra invitación, se hicieron lenguas de la hermosura y riqueza de mi colección. Pero yo prestaba escasa atención a tales elogios, embargada mi mente con el enigma y las sospechas que abrigaba contra don Guadalupe Robles.

El héroe visitaba con frecuencia la escuela de Dora, lanzando discursos á los niños, en los que repetía que la revolución se había hecho especialmente para el fomento de la enseñanza. También se apresuraba á entrar en el salón de su mujer siempre que le avisaban que la maestrita hacía tertulia á doña Guadalupe.