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Su pobreza resultaba igual á la de Dora, pero esto no impediría que se casasen muy pronto. ¡Y mientras tanto, él, héroe nacional, gobernante omnipotente, tendría que mantenerse impasible al lado de su doña Guadalupe! ¡Ira de Dios! ¿Para esto había hecho la revolución?...

Fue en 1848, a favor de la revolución de febrero y por los esfuerzos de M. Schelder, director de colonias entonces y actual senador inamovible, cuando los negros de la Martinica y de la Guadalupe se emanciparon.

"¡O Virgen," ella dice, "en este dia, Valedme, mi Señora y abogada De Guadalupe, en este gran aprieto, Que servir esta obra yo prometo."

Doroteo, excelente esposo, había matado á un oficial del gobierno para regalarle á ella su caballo. Al ser coronel, su generosidad marital deseó algo más. ¡Si pudiese robar un automóvil para «la vieja»!... «La vieja» era Guadalupe, que tenía entonces veintiséis años. No resultaba difícil hacerse dueño de un automóvil. Abundaban mucho en un país vecino á los Estados Unidos y con la frontera libre.

Cuando Doroteo llegó á general, sus envidiosos atribuyeron toda la carrera del héroe á la influencia de Guadalupe. «No es que sea menos valiente que los demás decían ; pero á causa de su compañera, los de arriba se fijan en sus acciones, que, realizadas por otros, quedarían ignoradas

Empezaba á pesarle la autoridad de su esposa. ¿De qué le servía haber llegado á héroe nacional, si Guadalupe le inspiraba un miedo superior á su voluntad? No valía la pena haber hecho una revolución para verse privado de realizar sus gustos.

Tiene la cabeza algo levantada y la boca abierta como en disposicion de arrojar por ella un caño de agua. La cierva, de la misma materia y tamaño, fué llevada al monasterio de Nuestra Señora de Guadalupe. No sabemos si se conserva. Ambrosio de Morales en sus Antigüedades se esforzó vanamente en persuadir que Córdoba la vieja era la Colonia patricia fundada por Marcelo.

¡Pobre viejo! le decía Guadalupe . ¿No ves que aburres á esa pobre señorita? Además, la gente se ríe un poco de ti. ¡Reírse del héroe de Cerro Pardo!... Que probasen á hacerlo francamente, y él enviaría á los burlones á dar una vuelta por el foyer del teatro, donde funcionaba el Consejo de guerra siempre que lo exigía la salud de la patria.

Ese mundo es tu gloria y tu corona, el que con lauros, mil tu sien circunda el que del polo a la abrasada zona con tu nombre sin par la tierra inunda. Cuba, Lucayas, Háiti, Dominica, Boriquén y Jamaica, Trinidad, Guadalupe y Martinica son de tu honor los timbres sacrosantos y el sublime ideal de nuestros cantos.

Precisamente cuando hablaba de la conveniencia de fusilar á un hombre que no se había sublevado nunca y sólo se decidía á hacerlo cuando los antiguos insurrectos acordaban mantenerse en paz, anunciaron á la generala Martínez. Entró doña Guadalupe. Muchos de los presentes, que eran jóvenes y tenían aficiones literarias, creyeron ver la imagen de la Venganza.