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Yo no sospechaba que hubiese secuestradores en el día, y caminaba muy seguro. Convéncete, hombre: la ganancia que habíais de hacer ya la habéis hecho. No tratéis ahora de lograr más ganancia. La codicia rompe el saco. A me mataréis, pero también a vosotros os darán garrote.

Pasaba en Bilbao por ser uno de los jóvenes más elegantes, pero cuando llegaban luchas electorales, se le veía con la boina sobre los ojos, empuñando un enorme garrote, al frente de los aldeanos de los pueblecillos inmediatos.

Reconciliáronse Sacramentalmente todos de nuevo con vivísimas muestras de dolor verdadero en loables prendas de su eterna salvación. Singularízose entre todos Francisca Forteza, pues a la última vuelta del garrote, pronunció el dulcísimo nombre de JESUS, como lo había prometido, en protestación de su Fe y de su amor.

Y la sentencia de garrote y fuego que dicho Juez dió contra los dichos reos, y modo con que se ejecutó su muerte el día 18 de Abril de este presente año de 1681. Con licencia, impreso en Sevilla por Toribio López de Haro, en las Siete Revueltas.

Saldrá el hombre que hace falta, un tío con un garrote muy grande y con cada riñón... así. Ramsés II bajaba la cabeza. D. Basilio era su único amigo, porque también allí ponía el paño al púlpito para anunciar la venida del Príncipe... «Por supuesto añadía , tiene que venir con la estaca de que habla el amigo Juan Pablo».

De todos modos, a fin de precaverle contra el peligro de que don Paco no gustase de ser desengañado, y de que en un instante de celosa locura llegase al extremo de apelar al garrote, don Andrés, que de ordinario no llevaba armas, tomó un pequeño revólver de seis tiros y se lo guardó en la faltriquera.

Ellos eran valientes... pero de ciudad, y no iban a medirse con un bruto, que se pasaba la semana durmiendo en la sierra con los lobos. El señor Fermín dejaba transcurrir el tiempo mostrándose insensible a cuanto le rodeaba, a cuanto se decía cerca de él. Un día, el triste silencio de la ciudad le sacó por unas horas de su anonadamiento. Iban a dar garrote a cinco hombres por la invasión de Jerez.

Los dos cojeaban; pero el uno francamente, apoyado en su garrote, con un pie enorme cubierto de envoltorios y metido en un zapato de fieltro; mientras su compañero, que tenía una pierna rígida, usaba calzado ajustado y brillante, afirmándose con coquetería en un junco fino, que prestaba verdaderamente servicios de muleta.

Su inmenso garrote, al chocar contra el suelo, esparcía un temblor igual al de un terremoto.

En la cuenta de los gastos causados por el recibimiento constan los siguientes asientos: Asimismo al dho. juan garrote de nueve trallas de sogas a medio real la tralla 150 mrs. las quales fueron menester para el mastil que se puso en san françisco y para el corral de los toros y para los andamios....