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Actualizado: 20 de octubre de 2025
Díjole que desde que el Rey Samdai le señaló la mujer única, para que le siguiera y de ella se apoderara, anduvo corriendo por toda la tierra. Más él caminaba, más delante iba la mujer, sin poder alcanzarla nunca. Andando el tiempo, creyó que la fugitiva era Nicolasa, que con él vivió tres años en vida errante. Pero no era; pronto vio que no era.
Convendrás en que no estaba yo obligado a un duelo muy profundo. Todo mi cuidado consistía en desempeñar dignamente un papel nuevo para mí y en no escandalizar a aquella buena gente de Quimper con alguna involuntaria irreverencia. También tenía, como comprenderás, una viva curiosidad por ver de cerca y a buena luz a mi fugitiva aparición de la Catedral. La mañana estaba hermosa y serena.
Le defenderemos rectificó calurosamente el digno notario. Cuando Carlos volvió encontró a su madre adoptiva ligeramente preocupada. Una nube fugitiva que se ponía algunas veces en sus tranquilas facciones obscurecía el brillo de sus bellos ojos, tiernamente fijos en él y en los que se leía una vaga alarma. Una carta para ti dijo dándole un sobre blasonado. El joven la abrió y la leyó rápidamente.
El joven se retorció el bigote con expresión distraída y su mirada vaga pareció buscar en el espacio una silueta fugitiva. La tía Liette le observaba como al descuido. ¿Está en camino, Carlos? preguntó maliciosamente. No, todavía está en las nubes. Y con una risa un poco forzada para ocultar su confusión, el joven dio un sonoro beso en la frente de la empleada.
La poesía, pues, en su más elevada acepción, así como la virtud en su acepción más elevada, tiene sólo la recompensa en ella misma, en la creación de lo ideal, en la fijación y depuración de la belleza, que aparece escasa, mezclada con elementos extraños y fugitiva en el mundo, y a quien el poeta aparta y sustrae de lo feo, y da una vida inmortal, a fin de que gocen de ella las pocas almas que por su propia hermosura son capaces de comprenderla.
El «Libro Tercero», comprende bajo la denominacion de POESÍAS DIVERSAS, los asuntos morales, sentimentales, fantásticos ó de caprichosa y fugitiva inspiracion, que corresponden á varios géneros y asuntos.
«¿Quiere la señora que vaya a buscarla?... ¿Pero adónde?». Yo iré dijo Ballester, que no podía desechar la idea de que en el obrador de Samaniego darían razón de la fugitiva. Pero aún hablaba con Guillermina en secreto, cuando Segunda, que había bajado en busca de una llave o ganzúa con que abrir la puerta, gritó desde el principal: «Ya está aquí, ya está aquí».
El emperador Heraclio, mientras tanto, sabe, por conducto de Clodomira, reina fugitiva de Gaza, que se le presenta suplicante, que Jerusalén ha sido tomada y que se ha arrancado de ella la Santa Cruz; y, si bien hasta entonces había sentido por su futura esposa ardiente amor mundano, lo borra de su corazón y dirige sólo su pensamiento á la noble empresa de recuperar el símbolo del cristianismo.
Contra esto se rebelaba el orgullo de don Luis con titánica pujanza. ¿Qué se diría de él, y sobre todo qué pensaría él de sí mismo, si el ideal de su vida, el hombre nuevo que había creado en su alma, si todos sus planes de virtud, de honra y hasta de santa ambición, se desvaneciesen en un instante, se derritiesen al calor de una mirada, por la llama fugitiva de unos lindos ojos, como la escarcha se derrite con el rayo débil aún del sol matutino?
En cuanto á mí, es probable que en otros tiempos hubiera hallado una dulzura singular en la estrecha y fácil intimidad que esta comida sobre el césped, como todas las escenas de este mismo género, establecen siempre entre los convidados; pero alejaba, con un penoso sentimiento de violencia, este encanto demasiado sujeto al arrepentimiento, y el pan de fugitiva fraternidad me parecía amargo.
Palabra del Dia
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