Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 17 de septiembre de 2025
Una amarga sonrisa plegó los labios de la señora de Freneuse. La pobre madre dejó al visitante contemplar un rato el lienzo y dijo con voz ahogada y casi sin timbre: Ahí tiene usted lo que él era. ¿Cómo estará ahora? ¿Qué habrán hecho de él?
Miss Harvey le hizo seña con el abanico de que se aproximara y con todo el ímpetu incontrastable de su naturaleza, le dijo: Venga usted por acá. Estoy encantada de que mi padre me haya presentado al señor de Tragomer, que me está interesando mucho con el asunto de Freneuse, sobre el cual nunca he podido arrancar á usted ni una palabra. ¿Por qué no me ha dicho usted que le creía inocente?
Cuenta usted cosas que le hacen á uno caerse de espaldas, con el tono de un caballero que está leyendo los carteles de los teatros... ¿Por qué cree usted que Jacobo de Freneuse no ha matado á Lea Peralli? Pues, sencillamente, porque Lea Peralli está viva. Esta vez Marenval se quedó aturdido.
Freneuse entró bruscamente, pasó por delante de ella, se detuvo en el salón alumbrado, sin volverse siquiera para ver si ella le seguía, se quitó el sombrero y el gabán y apoyándose en la chimenea, miró fijamente á la que poseía el secreto de que dependía su salvación.
Si no pueden ustedes obtener la confesión del verdadero culpable, la situación del señor Freneuse será muy grave y tendrá que tomar el camino de la América del Sur para vivir libre de persecuciones. La verdad es que nunca he visto asunto tan difícil ni tan peligroso. Todo es en él irregular y las leyes resultan lamentablemente pisoteadas.
Sólo él podrá darles los importantes datos que posee, pues él es quien los ha obtenido á fuerza de perseverancia y de sagacidad. La señora de Freneuse miró á su hija para ver cómo acogía esta petición. La joven hizo un movimiento de protesta, palideció y dijo, sin embargo: Recíbele, madre mía, si tienes en ello interés. Yo me retiraré. ¿No puedes mostrarte menos rigurosa?
Le había visto alejarse de la familia Freneuse en el momento en que más debía acercarse á ella y esta falta de heroísmo del antiguo fabricante de pastas, no había modificado su opinión sobre la generosidad humana. Así pues, al oirle hablar tan resuelta y noblemente aguzó el oído. Para que Marenval fuese afirmativo hasta ese punto, era preciso que su nueva convicción tuviese una base seria.
Marenval miró á la señora de Freneuse y dijo: Ese juicio no se puede considerar como desfavorable en los tiempos que corren. Un individuo demasiado hábil tiene condiciones excepcionales, hoy en día, para lograrlo todo. Pero María juzga al señor de Sorege desde un punto de vista especial, como hombre de mundo y no como hombre de negocios. Eso es lo que hace su censura perfectamente comprensible.
Sí, tengo que terminar aún algunos preparativos y que arreglar algunos negocios. ¿Dónde nos veremos mañana? Á las tres, en casa de la señora de Freneuse. Quiero tratar de verla y cuento con usted para que me reciba. Hasta mañana, pues. El sombrío hotel de la calle de Petits-Champs pareció despertar de su lúgubre silencio cuando el timbre de la puerta resonó, impacientemente movido por Tragomer.
¡Necio! exclamó Cristián; ¿no te he preguntado si Lea se teñía el cabello? Freneuse hizo un gesto de horror y sus ojos se hundieron bajo las fruncidas cejas. ¡Ah! dijo Tragomer. ¡Empiezas á comprender! ¡Ves la atroz y fúnebre operación que se hizo sufrir á la desgraciada víctima! Los que han fraguado esta intriga sangrienta tenían una admirable sangre fría.
Palabra del Dia
Otros Mirando