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Actualizado: 19 de junio de 2025
Porque... porque... porque la señorita Florentina no me ofrecía sino la muerte dijo la Nela con energía. ¡Qué mal juzgas su caridad! Hay seres tan infelices que prefieren la vida vagabunda y miserable, a la dignidad que poseen las personas de un orden superior.
Yo la quiero también; pero no en Aldeacorba dijo la de la Canela con exaltación y desvarío . Ha venido a quitarme lo que es mío... porque era mío, sí, señor.... Florentina es como la Virgen María... yo le rezaría, sí, señor, le rezaría; pero no quiero que me quite lo que es mío... y me lo quitará, ya me lo ha quitado.... ¿A dónde voy yo ahora, qué soy, ni de qué valgo?
D. Manuel. ¿Y usted, cómo está? repuso Mariquilla, sin apartar los ojos de Florentina. Yo tan campante, ya ves tú. Esta es mi hija. ¿Qué te parece? Florentina corría detrás de una mariposa. Hija mía, ¿a dónde vas?, ¿qué es eso? dijo el padre, visiblemente contrariado . ¿Te parece bien que corras de ese modo detrás de un insecto como los chiquillos vagabundos?... Mucha formalidad, hija mía.
De tal modo comprendía su bondad que creía estar viendo, como el interior de un hermoso paraíso abierto, el alma de Florentina, llena de pureza, de amor, de bondades, de pensamientos discretos y consoladores.
Prepárese usted, que allá van... Señor don Ceferino, mentiría si te dijese a usted que desde los primeros días en que hablé con usted en Marmolejo no había comprendido que me estaba usted galanteando. Es más, yo creo que aquel beso que usted dio en el crucifijo de la madre Florentina la primera vez que nos vimos, se lo dio usted a mi salud...¿Se ríe usted? Bien; es que no ando descaminada.
Y después mirando a Pablo con severidad le dijo: Retírese usted. Morir... morirse así sin causa alguna.... Esto no puede ser exclamó Florentina con angustia, poniendo la mano sobre la frente de la Nela . ¡María!... ¡Marianela!
Hasta la noche no volvió a fijar la atención en un punto de su vida, que parecía alejarse y disminuir y borrarse, como las naves que en un día sereno se pierden en el horizonte. Como quien recuerda un hecho muy antiguo, Pablo dijo: ¿No ha parecido la Nela? Díjole Florentina que no, y hablaron de otra cosa. Aquella noche sintió Pablo a deshora ruido de voces en la casa.
Esto lo haría cualquier modista mejor que yo repuso Florentina riendo pero entonces no lo haría yo, señor papá; y precisamente quiero hacerlo yo misma. Después Florentina se quedó sola, no, no se quedó sola, porque en el testero principal de la alcoba, entre la cama y el ropero, había un sofá de forma antigua, y sobre el sofá dos mantas una sobre otra.
Porque es muy fea.... Se puede querer a la hija de la Canela cuando se tienen los ojos cerrados; pero cuando se abren los ojos y se ve a la señorita Florentina, no se puede querer a la pobre y enana Marianela. Quién sabe.... No puede ser.... No puede ser afirmó la vagabunda con la mayor energía. Eso es un capricho tuyo.... No puedes decir si agradas o no a tu amo mientras no lo pruebes.
Lo que me había dicho la monja francesa había despertado mi curiosidad. ¡Ah! La madre Florentina era muy buena. Nos llamaba siempre filletas y nos dejaba hacer cuanto queríamos, menos cuando tocaban a trabajar. ¡Oh! Entonces no había más remedio que apretar durito. No consentía en nuestros cuartos ni un tantico así de polvo.
Palabra del Dia
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