Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 10 de junio de 2025


Después, solo el anteojo percibe cual blanca gaviota posada sobre un copo de espuma, el torreón del faro: más tarde, la espuma se funde en el Océano, la gaviota desaparece en los mundos de la luz, la bruma se disuelve en los cielos, y al borrarse en la retina la última línea de la ciudad murada, se abre un nuevo registro en los misterios de los recuerdos.

La disputa duró más de dos horas. Maza procuraba reprimirse porque don Rosendo era un caballero de más edad y le debía quince mil reales. El fundador del Faro, por razones de prudencia, tampoco se atrevía a soltar enteramente la lengua. Sin embargo, al cabo, en mejores o peores términos, todo se dijo para edificación de los notables, que se dividieron en favor y en pro de los contendientes.

Ya no fueron solamente los redactores del Faro y los tertulios del Saloncillo quienes se entregaban a este noble ejercicio amaestrados por M. Lemaire. También los socios del Camarote, comprendiendo a la postre la importancia de este arte, establecieron, en un almacén contiguo, sala de armas.

Al poco tiempo la población estaba verdaderamente partida en dos. El bando del cual era dignísimo jefe don Rosendo Belinchón, era el más numeroso y contaba con casi todos los comerciantes ricos de Sarrió. El de los del Camarote, más exiguo, contaba con los terratenientes y las personas timoratas y religiosas a quienes El Faro había escandalizado.

Era el faro del Cerro; el monte que al ser visto por los primeros navegantes españoles dio, según la tradición, su nombre a la ciudad. Las luces se iban extendiendo profusamente. Alineábanse en dobles filas, indicando el trazado de los bulevares exteriores; otras más débiles punteaban con rangos superpuestos la negra masa de los edificios.

De una de las raíces de la torre sube culebreando por el alambre vibrante la electricidad, que enciende en el cielo negro el faro que derrama sobre París sus ríos de luz blanca, roja y azul, como la bandera de la patria. En lo alto de la cúpula, ha hecho su nido una golondrina.

La piratería y el contrabando formaban el pasado histórico de todos los pueblos que visitaba Ulises, amontonados unos al abrigo de un promontorio coronado por un faro, abiertos otros en la concavidad de una bahía moteada de islotes con cinturas de espuma. Las viejas iglesias tenían almenas en sus muros y troneras junto á las puertas, para el disparo de culebrinas y trabucos.

Apenas se percibía el blando soplo de su respiración en las concavidades de las peñas. Hacia el Poniente alzábase la negra silueta del cabo de San Lorenzo que avanzaba mar adentro buen trecho, y en su extremidad un faro movible desparramaba a intervalos iguales sus luces, ora blancas, ora verdes, ora rojizas. En el firmamento brillaban las estrellas con fulgor extraordinario.

Mary abrió la puerta y trajo en brazos a un chiquitín, que al verse preso y en presencia mía empezó a llorar y patear, con tal rabia, que tuvo que dejarlo. El torrero tarda le dije yo a Mary. Como está cojo.... ¡Ah! ¿Es cojo? . Esperamos en el despacho. En la pared había un mapamundi, el plano del faro, en papel azul, clavado con tachuelas; un cronómetro y un barómetro.

A pesar de todo, mi vista se acostumbraba poco a poco a ello, concluyendo yo por sentarme al pie mismo de la lámpara, junto al torrero que leía su Plutarco en alta voz, por temor a dormirse. Allá fuera, la obscuridad, el abismo. En el balconcillo que circunda a la vidriera, el viento corre aullando como un loco. Cruje el faro, la mar brama.

Palabra del Dia

vorsado

Otros Mirando