Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 26 de julio de 2025


De este modo se libertaba Villalegre del tributo a que estaba sometida en lo antiguo, haciendo venir de la ciudad vecina, siempre que había función, a los músicos, a quienes apellidaban en el lugar tragalentejas. Don Paco paseó a sus amigas por toda la feria, dando no poco que murmurar, según habían previsto.

No; decididamente, él no podía seguir paseando por aquella parte de la feria. Volvían a reaparecer las tristes ideas de la tarde; pensaba otra vez en su madre. Además, de seguir por cerca de los pabellones, estaba expuesto a encontrarse con su familia, con el señor Cuadros, con cualquiera otro que le hiciera acordarse de lo que él tenía empeño en olvidar.

Nuestros conocidos, detrás de los novillos, llevan, como quien dice, la llave de la feria, cierran la marcha ... y bien lo necesitan. Tal andan todos ellos, que no les basta entero el ancho del camino para no darse de calabazadas unos con otros. Aquello ya no es hablar: es una algarabía incomprensible é insoportable.

Aquí cerca mataron un hombre, ¿verdad? Donde está la cruz de madera. ¿Por qué fue, señorito? ¿Alguna venganza? Una pendencia entre borrachos, al volver de la feria respondió secamente don Pedro, que se hacía todo ojos para inspeccionar los matorrales. La cruz negreaba ya sobre ellos, y Julián se puso a rezar el Padre nuestro acostumbrado, muy bajito.

Esperaba que su afecto a Juan llenaría quizás el hueco atroz que había dejado en él la muerte del otro; era preciso reparar beneficiando al hermano que quedaba, el mal que había hecho al que ya no existía. Juan era entonces un lindo muchachito de cinco años, sabía ponerse ya los calzones, e iban a comprarle en la próxima feria el primer par de zapatos.

D. Francisco Sanchez de Feria en su Decripcion inédita de la ciudad de Córdoba, dice que la capilla de S. Pablo se labró en 1365 por el comendador D. Pedro Muñiz de Godoy. De estas dos noticias ninguna es cierta, si bien es disculpable la equivocacion en que sus autores han incurrido por la identidad de los nombres.

Alborotados los de tropa, salieron en confusión de la Feria á la Alameda, y durante todo el trayecto insultaron y apalearon á algunos inocentes transeuntes, apedrearon varias casas y causaron varios destrozos, dispersándose luego temerosos de las consecuencias que les esperaban.

Los toros habían de ser conducidos desde la dehesa de Tablada a los corrales de la plaza. Gallardo no asistió, a pesar de sus deseos de acompañar a doña Sol. Se opuso el apoderado, alegando lo necesario que le era descansar, para encontrarse fresco y vigoroso en la tarde siguiente. A media noche, el camino que conduce de la dehesa a la plaza estaba animado como una feria.

Pero ahora caigo en que esto no bastaba; era indispensable ponerse á la moda; era indispensable llamar la atencion con una cuquería de nuestros vecinos; era indispensable engalanarse con una palabra parisiense, como los payasos se visten de siete colores, para que les sigan los chiquillos, ó como se enjaeza un caballo, para venderlo bien en la feria.

Sin reparar en el corro de bolos en que acababan de gritar cincuenta bocas á la vez ¡eseeé! al hacer un emboque uno los jugadores; abriéndonos paso á través de la batería formada por los pellejos de vino, barriles y cacharros que sobre un carro, debajo y á los lados de él, á la sombra de un castaño, son la delicia de los bebedores; echándonos por la derecha para no turbar el sueño pacífico de los jamelgos de un cura y un señor de aldea, que están amarrados al cabezón del mismo carro, quizá por casualidad, quizá porque los jinetes tomaron este norte como de mejor atractivo para cuando vaya anocheciendo; guardando el cuerpo del fogoso trotón de ese jándalo, que atraviesa la feria llevando á las ancas la parienta más joven é inmediata que encontró en su pueblo cuando volvió de Andalucía, y cuyo chal de amarillo crespón, no menos que su vestido blanco de empinados volantes, forman extraño contraste con su reluciente y pasmada fisonomía; sin responder á las voces de las importunas fruteras, de los agualojeros, rosquilleros y otros análogos industriales que nos asedian al paso; sin fijarnos, en fin, en ese maremágnum alegre y estimulante que el cuadro presenta á primera vista, salgamos á aquella braña donde hay un grupo de ocho personas y una pareja de novillos uncidos.

Palabra del Dia

godella

Otros Mirando